domingo, 22 de junio de 2025

VEN CON NOSOTROS AL CAMINAR

 


HOMILÍA CORPUS CHRISTI CICLO C – 2025-06-22

Hoy celebramos la fiesta del Corpus Christi, una fiesta que ahora se llama la fiesta del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Durante muchos años solo se llamaba la fiesta del Corpus Christi porque estaba centrada en una de las dos especies en las que nuestro Señor Jesucristo se hace presente en el altar: la especie de pan. Después del Concilio Vaticano II se resaltó mucho más las dos especies, este misterio tan maravilloso en el cual se hace presente Jesucristo debajo de la especie de pan y de vino.

La palabra “especie” significa “apariencia” que hace presente el Cuerpo y la Sangre del Señor. Lo que vemos es pan y poco de vino, pero es el Cuerpo de Jesús nuestro Señor. La segunda lectura del día de hoy, nos habla de la narración más antigua de la Última Cena: Jesús toma un poco de pan, y dijo: “Esto es mi Cuerpo”. No dijo: “esto podría ser”, o “esto significa”, sino que Él es esa presencia en el pan. Y “esta es mi Sangre”, es decir, Él mismo está presente en el vino.

Eso sucede en cada Misa, porque Jesús precisamente dijo a los apóstoles: “Hagan esto en conmemoración mía”. Cada Misa repetimos la Última Cena de Jesús. Lo mismo que hizo Jesús, lo hace el sacerdote. Y el sacerdote lo hace como si fuese Cristo mismo. Es Cristo, a través del sacerdote quien se hace presente de modo real, en el pan, y en el vino.

Esta realidad tuvo, sobre todo en el siglo XIII, un momento de especial auge. Porque los cristianos no solo querían saber que ahí estaba Jesucristo: querían ver a Jesucristo. Por eso el papa de ese momento decreta la fiesta que llamamos del Corpus Christi.

Y esto es lo que prácticamente ha perpetuado hasta nosotros: esa realidad de su presencia, ese saber que Él está ahí, ese tener la certeza de que Jesucristo no nos abandona. Y una forma muy hermosa es la Misa —que ojalá nunca nos acostumbremos a ella—, y también tenemos las procesiones, es decir, la presencia de Jesucristo a lo largo de nuestras calles.

Esta procesión es mucho más importante que las procesiones de Semana Santa. En las procesiones de Semana Santa, sacamos a las calles imágenes; en la procesión de Corpus Christi, quien camina por nuestras calles es el mismo Jesucristo. Es una forma que Jesús tiene de decir: “Yo estoy contigo”. Estoy contigo en el lugar donde tú vives: en tu comercio, en tu familia, en tu piso, en tu tienda, en tu escuela, donde tú haces tu vida diaria … ahí quiero estar Yo.

Además, hay otros dos sentidos de la fiesta de Corpus Christi que las lecturas de hoy nos iluminan. La primera lectura presenta un personaje que se llama Melquisedec que se encuentra con Abraham que viene de haber derrotado a unos reyes. Y Abraham le ofrece pan y vino, las mismas ofrendas que usamos en la Eucaristía. Los Santos Padres han visto en esta ofrenda de pan y vino una prefiguración de la Eucaristía.

Siempre que decimos “Eucaristía”, tendríamos que preguntarnos: ¿qué tengo que agradecer?, ¿qué dones me han sido dados? Esos dones son los que yo hoy pongo precisamente ante Dios, nuestro Señor. Esos dones son los que yo pongo en el corazón de Dios. No solamente lo que Él pone en mi corazón —su Cuerpo y su Sangre—, lo que yo pongo en el corazón de Dios es la gratitud por todo lo que se me ha dado. A veces en cosas positivas, cosas que me gustan, cosas que me agradan… detrás de un dolor, o de una prueba, o de una dificultad.

Esta situación no puede ser individualista, como si el Cuerpo de Jesús, la Sangre de Jesús, fuera para que yo esté a gusto. Jesús, cuando multiplica los panes y los peces, toma lo pequeño que somos nosotros —el pan y el pez— y lo multiplica, a través de nuestras manos: “Dadles vosotros de comer”. ¿Qué les tenemos que dar de comer a la gente? ¿Qué tenemos que dar de comer a los demás? Tenemos que dar de comer el amor de Dios, que se hace presente en la Eucaristía, en la caridad. Todos tenemos que ser ministros del amor de Dios entre los demás.

¿De qué tienen hambre en mi familia? ¿De qué tienen hambre mis amigos? ¿De qué tienen hambre las personas con las que trabajo? Jesús dice: “Dadles de comer”, que significará: ilumina el sentido de su vida, llénalos de esperanza, acompáñalos en su soledad. “Darles de comer”, que es perdona aquellas fragilidades que el sin sentido haya podido generar en nuestra relación.

La fiesta de Corpus Christi no es una fiesta folclórica, de custodias, flores, música, incienso, procesiones… sino que es una fiesta en la que cada uno de nosotros recibe el misterio maravilloso de saber que ahí está Jesús: Jesús que viene a mi vida, y Jesús que quiere que, a través de mi vida, también los demás se encuentren con Él. Ojalá que esta fiesta del Cuerpo y de la Sangre de nuestro Señor no sea solamente la fiesta de una procesión. Que sea, sobre todo, la fiesta de un camino de Jesús en la vida de quien lo necesita, a través de nuestros propios corazones.

No hay comentarios: