HOMILIA DOMINGO DE LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO C
Dicen los expertos que entre el año y medio y los dos años,
cuando un niño se ve en el espejo se da cuenta de que esa imagen es él, y luego
llega un momento en que se da cuenta de que él se parece a sus padres. Los
psicólogos dicen que son etapas fundamentales para afianzar la propia
identidad. Cuando saludamos no preguntamos ¿qué eres?, sino ¿quién eres? Esta
pregunta es también central cuando nos referimos a Dios: ¿Quién eres tú, Dios?
Las lecturas de hoy que nos hablan de la sabiduría de Dios
que se hará humana en Jesucristo para ayudarnos a vivir conforme al plan de
Dios, nos dicen que Jesús, Sabiduría de Dios, nos ha introducido en el mundo de
perdón y de gracia del Padre y el Espíritu Santo para poder amar y llegar a la
verdad plena sobre Dios, viviendo en el amor del Padre el seguimiento de Jesús.
A lo largo de la historia le hemos dado a Dios muchos
nombres, pero es en la Biblia donde Dios mismo nos dice quién es. Así sabemos
que crea el mundo, que hace una alianza con los patriarcas, que saca a Israel
de Egipto y lo lleva a la tierra prometida, que le dice a Israel cómo vivir a
través de los profetas y la ley. Todo esto nos dice cómo es Dios: todopoderoso,
providente, misericordioso, justo. Pero nos falta saber quién es Dios. Para eso
llegó Jesús y murió y resucitó, como hemos celebrado en la Pascua y para eso
nos dio el Espíritu Santo como celebramos el domingo pasado. Jesús vino para
decirnos quién es Dios, cuál es la esencia de Dios.
Hoy celebramos quién es Dios. Para decir quién es Dios usamos
una expresión: Dios es la Santísima Trinidad, una expresión que ayuda a entender
lo que Jesús dice en el evangelio cuando le oímos hablar de él mismo en su
relación con el padre y con el espíritu santo. A veces pensamos en la Trinidad
con la imagen de un señor mayor, otro señor joven y una palomita. Esta imagen
es imperfecta y funciona, sobre todo cuando somos pequeños, para expresar que,
siendo un solo Dios, hay tres personas que son distintas. A lo largo de la
historia, gente muy inteligente se esforzó por unir dos realidades que parecen
no poder estar juntas, por un lado que solo hay un Dios verdadero, y por otro
lado, el que Jesús en el evangelio nos dice que hay un padre y un espíritu que
también son Dios. Para que eso sea posible en Dios tiene que haber tres
personas que son el mismo ser que es el ser de Dios.
Lo que une a las personas y lo que hace que las personas sean
una sola realidad y que esa sola realidad sea Dios, es el amor. Por eso cuando
nosotros queremos mucho a alguien le decimos: eres mi vida. es decir somos uno
solo, tu vida es mi vida. somos una sola vida. Pero entre nosotros sabemos que,
aunque nos lo digamos, realmente no es así. Sin embargo en Dios sí es así,
cuando decimos que Dios ama, y ama al hijo, ese amor es tan infinito que no es
algo, sino que es alguien, como de modo muy humano vemos en la familia, en la
que el amor de los papás se hace concreto en cada uno de los bebés. Hoy
celebramos el gozo de saber quién es el único y verdadero Dios: Dios es el amor
único de tres personas, algo que expresamos en la frase: tres personas
distintas y un solo Dios verdadero.
Pero hay algo más. El amor que es Dios, vivido dentro de la
unidad de Dios, en las personas del padre, del hijo y del espíritu santo, no se
queda encerrado en sí mismo, sino que se desborda hacia nosotros para que
podamos compartir su vida divina. Hoy ya sabemos quien es Dios y lo que es más
importante ya sabemos quien es Dios para nosotros, y que ese Dios es
maravillosamente amor y que no solo es amor dentro de sí, sino que es amor para
todos nosotros.
Este domingo es tan importante porque nos dice que tenemos
que caminar en nuestra vida como los que conocemos a un Dios único en tres
personas para compartirnos lo importante que es el amor. En este domingo nos podemos
preguntar cuánto nos importa lo que Dios nos ha dicho que él es. Una pregunta
importante porque nosotros somos imagen y semejanza de Dios. O sea si Dios es
amor, nosotros también lo tenemos que saber ser. Si Dios es respeto a las
diferencias que hay en su vida divina, también nosotros tenemos que saber
respetar la dignidad de los que no son como nosotros aunque a veces estemos
enojados o sintamos repulsión ante los demás, al final siempre tiene que estar
presente el amor en nuestra relación con todos. Por lo tanto, en medio de todas
las circunstancias, nuestra relación con los demás, que también son imagen de
Dios, tiene que ser una relación de amor.
Al decirnos Dios quién es nos dice lo que debemos ser. Cuando
nos miremos al espejo, hagamos esta pregunta: ¿Señor, soy tu imagen? Y
respetemos y amemos la imagen que Dios puso en todos los demás.
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