HOMILÍA NAVIDAD, EPIFANÍA DEL SEÑOR
La historia de los magos es parte de nuestra cultura,
como lo refleja la tradición de llenar los zapatos con regalos. Los magos
representan a la humanidad que busca a Dios, que busca la verdad y las respuestas
a sus interrogantes. La historia de los magos, en su camino hacia Jesús, es la
historia de muchos seres humanos que buscan la paz, el sentido y el valor de
sus vidas. También nosotros somos como los magos, porque buscamos respuestas a
los problemas del mundo. A veces la respuesta no está a primera mano, nuestra
sola razón no es capaz de encontrarla. Como los magos, necesitamos de la
estrella de Dios para encontrar el camino, con la seguridad de que Dios no
excluye a nadie que lo busca. Jesús ha venido para todos, nadie puede sentirse
excluido de la llamada de Jesús a cada uno según su capacidad. El evangelio nos
dice que a los miembros del pueblo judío les habla por las escrituras, y a los
que no conocían la revelación de Dios en la Biblia, les habla a través de la
naturaleza. Pero todos pueden encontrar dónde les espera Dios. ¿nuestro corazon
esta dispuesto para buscar lo que nos hace felices de verdad?
El evangelio de san Mateo nos muestra dos actitudes ante
Jesús. Por un lado, la de los sabios judíos y Herodes, y por el otro, la de los
Magos. Herodes y los conocedores de la ley muestran temor y hostilidad ante el
nacimiento del Mesías, por su egoísmo, por querer manipular a Dios y a los
demás. En nuestro mundo que tanto valora la fama, la riqueza, el poder, y que
tanto se olvida de la generosidad, solidaridad y caridad, los que tienen un
corazon como el de Herodes solo encuentran la amargura. Las cabalgatas de Reyes
que llenan muchas de nuestras ciudades en este día pueden ser una imagen de
este corazón. Los Reyes, con sus luces brillantes, sus caramelos, sus confetis,
sus canciones, pasan por nuestras calles, pero, al día siguiente, los servicios
de limpieza se encargan de que no quede nada, de modo que la calle parezca que
no ha vivido la cabalgata. Porque nosotros podemos vivir muchas cosas en el
exterior, podemos hacer muchas lecturas, estudiar mucho, pero si no estamos
dispuestos a cambiar nuestro corazón, sirve de muy poco.
Los magos, por otra parte, se nos presentan como los que
ponen en manos de Dios su vida, los que buscan, aunque eso suponga tener que
salir de su propia comodidad, o incluso cambiar sus criterios de cómo son las
cosas. Ellos que eran hombres de gran ciencia, que estudiaban el universo, que
buscan al Rey de los Judíos que había nacido, ¿esperaban encontrarlo en una
humilde casa de Belén, en los brazos de una jovencita casi adolescente? A
veces, Dios no solo nos sorprende en el modo en que se manifiesta, sino que
también nos contradice en lo que como seres humanos nosotros juzgamos que es
importante. El ejemplo de los magos, al ofrecer sus dones a los pies de un niño
que apenas podía entender, simboliza que lo más importante en la vida es lo que
damos y a quién se lo damos. De hecho, el que estos días sean días de regalos,
de modo particular para los niños, que solo pueden dar a cambio una emoción,
una mirada brillante, es una señal de lo que de verdad nos hace felices a los
seres humanos. El evangelio de la Epifanía manifiesta que, si es importante que
usemos nuestra razón a la hora de ver la presencia de Dios en la naturaleza, en
su belleza y en su orden, o que usemos nuestra fe para descubrirlo en las
escrituras, lo verdaderamente transformador es el modo en que cada uno recibe
ese mensaje en su corazón.
La buena noticia de hoy termina diciendo que los magos
fueron avisados en sueños de que no volvieran a Herodes, sino que regresaran a
su tierra por otro camino. Hoy se nos invita a volver por el camino que nos
marca el niño de Belén, que es el camino de la generosidad, el camino de la
solidaridad, el camino del bien que es más fuerte que el mal. Este no será un
camino sin dificultades, sin oscuridades o sin caídas, pero, como los magos,
podremos siempre llegar a Jesús, para poner a sus pies cada día nuestros dones.
Podremos llegar a Jesús que está presente en nuestros sagrarios, para abrirle
nuestro corazón. Podremos llegar a Jesús que está presente en nuestros hermanos
para poner nuestros dones a su servicio, al servicio de los pobres, o de
nuestros ancianos, o de nuestros discapacitados, o de quien nos necesite de
modo especial en nuestra casa. La clave es que este día de Epifanía nos
recuerde que nunca debemos volver por el camino de Herodes, que ese pequeño de
Belén nos anima con su amor redentor a volver siempre por el camino que nos
hace verdaderamente felices y nos da la fuerza para seguir caminando a lo largo
de nuestra vida y lo hace como hoy siendo él quien pone sus dones, no a
nuestros pies, sino en nuestro corazon, y no nos pone oro, incienso y mirra,
sino su mismo ser, para que podamos siempre caminar por el camino que nos hace
felices para siempre.
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