viernes, 5 de enero de 2024

¡YA VIENEN LOS REYES MAGOS! CAMINITO DE BELEN

 HOMILÍA NAVIDAD, EPIFANÍA DEL SEÑOR 20230106

 

Todos hemos oído muchas veces la historia de los magos, pues es una parte importante de nuestra cultura, como lo muestran los zapatos que esta noche se han cargado de regalos. Los magos representan a la humanidad que busca a Dios, que busca la verdad y las respuestas a sus interrogantes sobre el mundo. La historia de los magos, en su camino hacia Jesús, es la historia de muchos seres humanos que buscan la paz, el sentido y el valor de sus vidas, hombres que buscan respuestas en el cielo porque les parece imposible encontrarlas en la tierra. También nosotros somos los magos, porque buscamos respuestas a los problemas del mundo que vemos. Pero a veces la respuesta no está a primera mano, nuestra sola razón no es capaz de recibirla, de encontrarla. Como los magos, necesitamos de la estrella de Dios para encontrar el camino con la seguridad de que Dios no excluye a nadie que lo busca, aunque sea a tientas. Jesús ha venido para todos, nadie puede sentirse excluido de la llamada de Jesús que llama a cada uno según su capacidad de comprender. A los miembros del pueblo judío les habla por las escrituras, a los que no conocían la revelación de Dios en la Biblia les habla a través de la naturaleza. Pero todos pueden encontrar lo que Dios les pide, todos pueden encontrar dónde les espera Dios. Pero ¿nuestro corazon esta dispuestos para buscar lo que nos hace felices en la vida?

 

El evangelio de san Mateo nos muestra dos posturas ante el nacimiento de Jesús. Por un lado, los sabios judíos y Herodes, y por el otro, los Magos. Herodes y los conocedores de la ley muestran temor y hostilidad ante la noticia del nacimiento del Mesías, a causa de su encerramiento en su egoísmo, su querer ser ellos los que manipulan a Dios y a los demás. En nuestro mundo que tanto valora la fama, la riqueza, el poder, y que tanto se olvida de la generosidad, solidaridad y caridad, los que tienen un corazon como el de Herodes solo encuentran la amargura. Las cabalgatas de Reyes que llenan muchas de nuestras ciudades en este día pueden ser una imagen de este corazón. Los Reyes, con sus luces brillantes, sus caramelos, sus confetis, sus canciones, pasan por nuestras calles, pero, al día siguiente, los servicios de limpieza se encargan de que no quede nada, de modo que la calle parezca que no ha vivido la cabalgata. Porque nosotros podemos vivir muchas cosas en el exterior, podemos hacer muchas lecturas, estudiar mucho, pero si no estamos dispuestos a cambiar nuestro corazón, sirve de muy poco.

Los magos, por otra parte, se nos presentan como los que ponen en manos de Dios su vida, los que buscan, aunque eso suponga tener que salir de su propia comodidad, o incluso cambiar sus criterios de cómo son las cosas. Ellos que eran hombres de gran ciencia, que estudiaban el universo, que buscan al Rey de los Judíos que había nacido, ¿esperaban encontrarlo en una humilde casa de Belén, en los brazos de una jovencita casi adolescente? A veces, Dios no solo nos sorprende en el modo en que se manifiesta, sino que también nos contradice en lo que como seres humanos nosotros juzgamos que es importante. El ejemplo de los magos que ponen sus dones a los pies de ese niño, que apenas podía comprender, es un símbolo de que lo que verdaderamente cuenta en la vida es lo que das y a quien se lo das. De hecho, el que estos días sean días de regalos, de modo particular para los niños, que solo pueden dar a cambio una sonrisa, una emoción, una mirada brillante, es también una señal de lo que de verdad nos hace felices a los seres humanos. El evangelio de la Epifanía manifiesta que, si es importante que usemos nuestra razón a la hora de ver la presencia de Dios en la naturaleza, en su belleza, en su orden y en su significado, o que usemos nuestra fe para descubrirlo en la revelación que él nos hace a través de las escrituras, lo verdaderamente transformador es el modo en que cada uno de nosotros recibe ese mensaje en su corazón.

La buena noticia de hoy termina diciendo que los magos fueron avisados en sueños de que no volvieran a Herodes, sino que regresaran a su tierra por otro camino. Quizá este aviso es el que también nosotros podemos hoy llevarnos a nuestra casa. Volver por el camino que nos marca el niño de Belén, que es el camino de la generosidad, el camino de la solidaridad, el camino del bien que es más fuerte que el mal. Este no será un camino sin dificultades, sin oscuridades o sin caídas, pero, como los magos, podremos siempre llegar a Jesús, para poner a sus pies cada día nuestros dones. Podremos llegar a Jesús que está presente en nuestros sagrarios, para abrirle nuestro corazón. Podremos llegar a Jesús que está presente en nuestros hermanos para poner nuestros dones a su servicio, al servicio de los pobres, o de nuestros ancianos, o de nuestros discapacitados, o de quien nos necesite de modo especial en nuestra casa. La clave es que este día de Epifanía nos recuerde que nunca debemos volver por el camino de Herodes, que ese pequeño de Belén nos anima con su amor redentor a volver siempre por el camino que nos hace verdaderamente felices y nos da la fuerza para seguir caminando a lo largo de nuestra vida y lo hace como hoy siendo él quien pone sus dones, no a nuestros pies, sino en nuestro corazon, y no nos pone oro, incienso y mirra, sino su mismo ser, para que podamos siempre caminar por el camino que nos hace felices para siempre. 



No hay comentarios: