domingo, 7 de enero de 2024

A EMPEZAR DE NUEVO… PERO DE VERDAD

**HOMILÍA NAVIDAD BAUTISMO DEL SEÑOR 20230107**

 

En los pasados cuarenta días, hemos esperado la llegada de Jesús desde los profetas de Israel hasta la anunciación en Nazaret. Hemos contemplado su nacimiento en Belén y nos hemos unido a María, a José, a los pastores y a los magos de oriente para adorar el amor de Dios en el Hijo Único de Dios.  La celebración de hoy nos presenta el momento en que Jesús, va a comenzar su vida pública y nos va a acompañar en nuestra vida diaria.

El Bautismo del Señor tiene un gran significado: él es uno de nosotros, de nuestra naturaleza, Él comparte nuestras fragilidades y aunque él no tiene pecado, él ha venido con una misión: la de quitar el pecado del mundo. Por eso va al Jordán, donde Juan llevaba a cabo un rito de bautismo, es decir, de purificación a través del agua, a quien se consideraba pecador. Entre esa multitud llega Jesús, llega como un pecador más. Dios, que quiere darnos la salvación, lo hace acercándose, levantándonos de nuestras fragilidades y volviendo a darnos nuestra dignidad. Jesús se mezcla con la multitud de penitentes, haciéndose una ofrenda por nuestros pecados, por medio de una solidaridad con los pecadores que lo llevará a la muerte en la cruz. Esta es la primera dimensión del bautismo de Jesús.

La segunda dimensión tiene que ver con la persona de Jesús. Él no viene para estar con nosotros y dejarnos donde estamos, él viene a elevarnos, precisamente por ser él quien es. No basta con que Jesús sea solidario, también es necesario que Jesús sea capaz de sacarnos del mal. Su identidad como Hijo de Dios, que el Padre muestra en su bautismo, nos permite tener la certeza de que el pecado, que quizá llegamos a reconocer en nuestra vida, no es más fuerte que la mano amorosa que nos tiende Jesús. Así lo dice el evangelio: es mi Hijo amado, en ti me complazco. Jesús es el Hijo de Dios. Este Jesús es hijo de Dios y el hijo de María, es del que decimos en cada profesion de Fe: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero y al mismo tiempo se encarno por obra del Espiritu Santo y de María Virgen se hizo hombre. El se ha hecho uno de nosotros para ser nuestro mediador, nuestro reconciliador. El se ofrecerá en sacrificio por nosotros y resucitará glorioso para nosotros. 

Él es el hombre nuevo que vence a todo el mal de la humanidad. El evangelio nos hace recordar el primer día de la creación, cuando, como dice el Génesis, el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas. En el Jordán se hace presente el nuevo Adán, el hijo de Dios de la nueva creación. Todo empieza de nuevo. En Cristo encontramos la renovación total del ser humano. El ser humano que se había equivocado eligiendo la soberbia en vez del amor, eligiendo el egoísmo en vez de la comunión con el otro y con Dios, el ser humano que con su comportamiento había desordenado la creación, las relaciones entre los seres humanos, las relaciones en la familia, hoy es hecho de nuevo en Cristo, que nos muestra que el amor hasta dar la vida es la verdadera felicidad, que nos enseña que el mandamiento nuevo es amar a los demás como él mismo nos ha amado y que tenemos que usar bien de la creación, el lugar donde como en en el cielo se hace la voluntad de Dios, que nos enseña a cuidar nuestras relaciones perdonando como somos perdonados.

Jesús ha querido hacernos como Él por medio de nuestro bautismo. Cuando después de nuestro Bautismo, de modo simbólico se nos pone con aceite la cabeza, nos hacemos ungidos, una palabra que en griego se dice Cristo. El bautismo nos hace un Cristo, un ungido, nos hace hijos de Dios. De este modo Jesús se hace como nosotros, de este modo Jesús nos hace seres humanos nuevos, que no hemos salido de las aguas de la creación, sino del agua de la redención, del agua del amor de Dios que ha entregado a su hijo por amor al mundo, del agua que nos hace a cada uno hijos amados de Dios, que nos hace a cada uno destinatarios de la complacencia de Dios.Cuando nos bautizan, se nos quita la presencia y el poder del pecado sobre nuestra vida. Cristo toma sobre sí todos los males, todas las tristezas, como dice Isaías: "Hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas". 

En un mundo en que muchas veces nos sentimos solos, saber que Dios nos ama, que nos guía con su providencia y que conduce todo para nuestra salvación y para nuestra plenitud es una fuente de fe, de esperanza y de amor. Hoy Jesús baja al Jordán de cada una de nuestras vidas para acompañarnos, para estar a nuestro lado en lo que nos duele y para llenarnos de su amor en lo que nos hace experimentar gratitud. Hoy Jesús baja a nuestro Jordán, lo hace para recordarnos que somos amados, que somos más grandes que nuestras pequeñeces. Ojalá sepamos encontrarlo en nuestro camino a lo largo de este año.



No hay comentarios: