sábado, 25 de noviembre de 2023

UN REY PARA CAMBIAR EL MUNDO


HOMILIA XXXIV DOMINGO ORDINARIO CRISTO REY

2023.11.26

Ver a Jesús como Rey es una imagen que se hace un poco difícil de concretar, pues hoy no tenemos claro lo que significa ser Rey, cuando los reyes y las reinas o son personajes políticos, sociales o personajes de Disney. En una encuesta reciente se identificaba a un rey con tres palabras: Poder, Autoridad y Riqueza. Es obvio que Cristo Rey y el Reino de Cristo, tienen que ser otra cosa diferente.

Este domingo, somos invitados a reflexionar sobre qué implica que Cristo sea Rey, que posea un Reino y que nosotros seamos parte de este Reino. Para ello, Jesús nos cuenta la historia del último día del mundo. una historia que tiene tres partes.

La primera nos dice que Jesús va a volver victorioso. una victoria que está simbolizada en una la forma de celebrar la victoria sobre los enemigos en tiempos de Jesús: Jesús vendrá con gloria y se sentará en un trono. Como cuando un equipo de futbol regresa a su ciudad después de haber conquistado una serie mundial. Es toda una celebración, hay alegría, hay fiesta. Cristo es Rey porque su venida es un motivo de alegría y esperanza. Todo lo que nos preocupa, nos da miedo, nos duele, desaparecerá con Jesús victorioso. Él es nuestro Rey porque vence a lo que es enemigo de la verdadera dignidad del ser humano. Cristo Rey nos otorga esperanza: la certeza de que un día todos seremos felices y viviremos en paz, de que un día todos estaremos bien y de buenas. Es el Rey que hace el bien venza al mal, en el que podemos poner nuestra seguridad. Como decía el salmo: el señor es mi pastor, nada me falta, nada temo.

En segundo lugar, Cristo es Rey porque es el modelo que tenemos que seguir en nuestra vida. Él es el criterio que tenemos que seguir para ser felices. A él tenemos que mirar para saber cómo tenemos que comportarnos en la vida. Por eso se nos presenta separando a los seres humanos, poniendo a unos a un lado y a los otros en otro, como lo haría un pastor. El hablar de la izquierda y de la derecha, tiene que ver con la salida y la puesta del sol. Si miramos al norte, el sol sale por nuestra derecha y se oculta por nuestra izquierda. Por eso Jesús pone a la derecha pone a aquellos que han sido luz y a la izquierda a los que han sido oscuridad. La luz es lo que da paz, lo que da alegría, lo que nos permite ver la verdad de las cosas, la oscuridad es lo que da amargura, lo que deja tristes, lo que no deja ver las cosas como son. Cristo es Rey porque es nuestro punto de referencia a la hora de juzgar nuestra vida, nuestros actos, las realidades del mundo. Tener el punto de vista de Cristo nos pone del lado de la luz o de la oscuridad.

Y en tercer lugar, Cristo Rey nos dice cuáles son las reglas para ser de su Reino. La pregunta que permite saber si estamos o no en el Reino es una: ¿Amé haciendo el bien a los que lo necesitan o fui indiferente? Esto quieren decir las seis circunstancias que reflejan muchas situaciones de los seres humanos: a los que les falta algo esencial para vivir, los que tienen hambre o sed; los que carecen de seguridad, porque no están en su patria o no tienen lo esencial para estar ante los demás, los forasteros y los desnudos; finalmente, los que se enfrentan a la soledad física o espiritual, el caso de los enfermos y los que están en la cárcel. Jesús dice que no podemos ser indiferentes ante quienes carecen de lo esencial para vivir, o tienen un vacío en su vida. El amor que supera la indiferencia es el corazón del Reino de Jesús. El Reino de Cristo, en última instancia, es la presencia del amor entre los seres humanos.

Ahora, al escuchar a Jesús en el evangelio, quizá tenemos un poco más claro en qué modo Jesús es Rey: Él es rey porque se preocupa por nosotros, porque nos da esperanza, porque se pone al lado de lo que cada uno de nosotros necesita. Nosotros somos parte del Reino de Cristo cuando hacemos del amor nuestra regla de vida ante la tentación de la indiferencia o de la dureza del corazón, cuando hacemos presente su amor a pesar de nuestras fragilidades.

Hagamos nuestra su invitación a ser buenos pastores de quienes nos necesitan, pues nosotros somos el medio privilegiado mediante el cual él hace presente su Reino en el mundo. Si hoy lo reconocemos como nuestro Rey, también examinemos, como estamos en su Reino y si de verdad somos sus manos y su corazón en nuestro mundo.

Cada vez que rezamos el padre nuestro, decimos ¡Venga tu Reino!: hagamos que el reino de Jesús venga siempre a nosotros, poniendo en él nuestra esperanza, dejando que nos ilumine y siendo sembradores del amor de Cristo entre quienes nos necesiten. 

No hay comentarios: