Siempre que llegan algunas fiestas, surge la pregunta ¿de
dónde vienen?. Muchas veces estas fiestas han evolucionado a lo largo de la historia,
cambiando su significado. Esto pasa también con la fiesta de Halloween que unos
califican de satánica y en la que otros solo se preocupan de comer caramelos y disfrazarse
de personajes de terror que solo dan risa. Con todo, la cultura actual, en parte
empujada por el cine, en parte empujada por el comercio, ha dado gran realce a esta
fiesta, de la que sabemos más por lo que dicen artículos, normalmente poco informados
sobre el tema, Si la desentrañamos un poco sabremos de dónde viene Halloween y cuál
podría ser un modo diferente de celebrarlo.
La celebración de
los santos comienza con la historia de las comunidades cristianas. Cuando en la
persecución de Diocleciano el número de mártires llego a ser tan grande que no se
le podía asignar un día separado a cada uno, la Iglesia, sintiendo que cada mártir
debía ser venerado, señaló un día en común para todos. El primer registro de
esto se remonta a Antioquía en el domingo antes de Pentecostés, así como el
testimonio de San Efrén el Sirio (373), y de San Juan Crisóstomo (407). En Occidente,
el Papa San Bonifacio IV, en el 609 ó 610, consagró el Panteón en Roma a la Santísima
Virgen y a todos los mártires, y ordenó un aniversario de todos los santos cristianos
los conocidos y los desconocidos en las iglesias, posteriormente el papa Gregorio
IV, en el siglo IX, pasó la fecha al primero de noviembre, de donde se deriva
la celebración en todo occidente por católicos, protestantes y anglicanos. Por ello,
y sin duda, la fiesta de todos los Santos y su víspera (halloween) son completamente
cristianos.
El hombre Halloween es una mezcla de las palabras
inglesas All Hallows’ y Even o E’en (que significa la víspera de los Santos). El término Hallow significa
“santo” en inglés, y se encuentra en el padrenuestro: “Our Father who art in
heaven, hallowed be thy name” (Mateo, 6:9). Hay sin embargo quien dice que, en realidad,
los cristianos lo que buscaban era cristianizar la festividad pagana del Samhain,
que se celebraría en ese día. Pero hay razones para ponerlo en duda... Algunos
estudiosos han hecho afirmaciones sin fundamento, en las que el día de los
muertos seria el Shamhain y que implicaría sacrificios humanos y rituales
oscuros. Pero en verdad lo único que sabemos es que el Shamhain es una fiesta
de cambio de estación, derivada de una antigua palabra irlandesa que significa
“fin del verano”. La fiesta de Shamhain se habría celebrado en los pueblos celtas
del norte, sobre todo en Escocia e Irlanda, antes de su cristianización. Pero al
no existir registros escritos de esto, no hay forma de saberlo. Por otro lado, cuando
la fiesta de todos los santos se estableció en Irlanda, el cristianismo llevaba
ya presente unos trescientos años, y no hay indicaciones de que todavía existiera
una fiesta pagana con prácticas oscuras, como para que hubiera un motivo para cambiar
de fecha una fiesta desde la lejana Roma. En definitiva, Halloween es una
celebración cristiana en su origen, la selección de la fecha no tiene nada que
ver con el Shamhain y sí, quizá, con las peregrinaciones a lugares de reliquias
de santos después de las cosechas. Ahora bien, la celebración moderna del
Halloween, por lo menos en los países que tienen influjo de los Estados Unidos,
ha perdido completamente la herencia cristiana. Así, se juntan los santos, con
la costumbre de los puritanos protestantes de molestar con disfraces y
travesuras a los católicos en los países sajones, y el añadido de la calabaza, verdura
propia de la época en la que se dibuja un rostro “aterrador”. Podemos terminar
diciendo que no nos debe extrañar que la fiesta de Halloween haya adquirido un
carácter terrorífico y supersticioso en una cultura descristianizada, pues la
muerte es misteriosa y aterrorizadora para los que no tienen una perspectiva
alejada de la trascendencia. Sin embargo, los cristianos podemos celebrar en
estos dos días a los que han muerto, porque sabemos que con la muerte del
Redentor se nos ha abierto la vida. El miedo no es una actitud cristiana ante
la muerte, aunque sí lo es el dolor o la pena o el recuerdo, por la separación
del ser querido. Por eso reclamemos el valor del Halloween, de la víspera de
los santos. Al fin y al cabo, todos vivimos en Halloween cada día, cada día es
víspera de los santos, cada día es una la víspera, una oportunidad para acercarnos más a Dios
con la esperanza de una vida sin fin junto a Él y a los que amamos.
(con informacion
de Enciclopedia Católica y de Angie Mosteller, CelebratingHolidays.com)
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