HOMILIA V DOMINGO DE PASCUA CICLO C
Nos
encontramos en una sociedad con muchas cosas que no funcionan, casi podríamos
decir que estamos en un mundo viejo, un mundo que hace falta renovar. Hay mucha
injusticia, hay guerras, hay problemas económicos, hay problemas ecológicos y
parecería que todo son problemas. Vivir la Pascua es hacer la experiencia de
que con Jesús resucitado tenemos que aprender a solucionar los problemas de la
vida, y sobre todo los de las personas que queremos, con algo que lo arregle de
verdad.
Quizá
tendríamos que acordarnos de una canción muy antigua, que repetía una y otra
vez: ALL YOU NEED IS LOVE. no hay nada que puedas hacer que no pueda ser
hecho. nadie a quien puedas salvar que no pueda ser salvado. nada que no puedas
hacer, pero puedes aprender cómo ser tú mismo con el tiempo; es fácil. ALL YOU
NEED IS LOVE. Esto es lo que Jesús nos dice: Todo lo que necesitamos es
amor.
Cuando nos
encontramos en situaciones difíciles, Jesús nos acompaña para que podamos
enfrentar todas esas dificultades que el apocalipsis resume en lágrimas muerte,
duelo, penas, llantos. Porque la pascua no es solo un tiempo para acordarnos
del hecho de que Jesús haya resucitado. La pascua es un tiempo para enseñarnos
a ser discípulos de Jesús, con la seguridad de que en todo podremos salir
victoriosos si estamos a su lado. Y el evangelio es precisamente un resumen de
tres cosas que nos hacen estar al lado de Jesus para ser felices y, de ese modo,
ser capaces de transmitir la felicidad a los demás.
La primera es
que todo lo que Judas representa tiene que salir del corazón. El hecho de Judas
fuera un traidor y un avaricioso es algo que Jesús se lo podría haber
perdonado. Pero el problema de un corazón como el de Judas es que es un corazón
que no está dispuesto a que Jesús lo cambie, a que Jesús lo haga mejor, a que
Jesús le de la felicidad. Es como el enfermo, que, para curarse, necesita, por encima
de todo, confiar en el medico y en la medicina. Sacar de nosotros el corazón de
Judas es confiar en que Jesús va a hacer más feliz nuestra vida.
La segunda es
glorificar a Dios. La gloria a Dios es reconocerle como aquel que se merece lo
mejor de nuestra vida, reconocerle como aquel que merece nuestra confianza,
como aquel que merece nuestro amor. Glorificar es reconocer lo maravilloso que
es Dios con nosotros, todo lo que ha hecho por nosotros y para nosotros, o a
veces lo que nos quita porque podría hacernos daño. Dar gloria es reconocer lo
bueno que es Dios con nosotros en todos los momentos de la vida.
Y lo tercero
es el núcleo de todo lo anterior, pues haciendo eso hemos hecho todo. Es vivir
el gran mandamiento de Jesús que nos dice que se trata de amar a los demás y
saber cómo los debemos amar. Es el mandamiento nuevo, el mandamiento que hace
nuevas todas las cosas, el que puede hacer renacer una amistad, un matrimonio,
el que puede superar dificultades o problemas. Es un mandamiento que invita a
amar a los demás, pero hacerlo desde una experiencia muy especial, la
experiencia de saber cuánto nos ha amado Jesús.
Como decía el
Papa Benedicto XVI: Lo nuevo es precisamente este «amar como Jesús ha
amado». Todo nuestro amar está precedido por su amor y se refiere a este amor,
se inserta en este amor, se realiza precisamente por este amor. Se trata de un
amor sin límites, universal, capaz de transformar también todas las
circunstancias negativas y todos los obstáculos en ocasiones para progresar en
el amor.
Hay quien
dice que quien no ha sido amado no sabe amar, que quien solo ha recibido
reproches, regaños, solo ofrecerá reproches y regaños, y que quien ha recibido
amor, ofrecerá amor. En la obra de los miserables de Víctor Hugo, cuando Jean
Valjean es llevado preso ante el obispo de Digne por haberle robado la plata,
el obispo no solo le perdona, sino que le da aún más cosas y en el musical
resume así lo que el corazón del obispo quiere poner en el corazón de Jean
Valjean: recuerda bien hermano Nada ocurre sin razón Dios te ofrece un gran
regalo Ve y encuentra tu perdón. Por la sangre de los justos Por la muerte de
Jesús Dios te va a sacar del pozo Hoy tu alma ya es de Dios.
Así
deberíamos sentirnos en este domingo. No estamos prisioneros de todo lo malo
que hay el mundo, Jesús pone en nuestro corazón su mandamiento que hace todo
nuevo, el mandamiento del amor. Como decía el Vaticano II (Jesús) es quien
nos revela que Dios es amor (1 Jn 4,8), a la vez que nos enseña que la ley
fundamental de la perfección humana, y por tanto de la transformación del
mundo, es el mandamiento nuevo del amor" .¿Qué tiene que poner Jesús
en tu corazón en tu domingo, para que te sientas amado por él y así puedas amar
de nuevo? ¿Qué es lo que Jesús tiene que poner en tu corazón con tu esposa, con
tu amigo, en tu trabajo? Que en la comunión Jesús nos haga a todos experimentar
que hay un amor nuevo esperando en su corazón para sembrarlo en el nuestro y para
que nosotros lo sembremos en los demás.
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