sábado, 12 de agosto de 2023

NI MAGO, NI FANTASMA, EL AMIGO EN LA BARCA (HOMILIA DOMINGO XIX TIEMPO ORDINARIO.)


NI MAGO, NI FANTASMA, EL AMIGO EN LA BARCA

HOMILIA DEL DOMINGO XIX TIEMPO ORDINARIO.

Los amigos de "Toy Story" seguramente recuerdan la escena de la tercera película en la que los juguetes, incluido Woody, están a punto de caer en una máquina que los destrozará. En ese momento, los muñecos aliens aparecen para rescatarlos. Pues bien, hoy Jesús se nos presenta como el que viene a nosotros en momentos de dificultad.

Los seres humanos tenemos muchas dificultades en la vida. Son los momentos en los que atravesamos situaciones duras, que sentimos que nos hunden, deprimen y frustran, en los que no vemos salida. La narración del evangelio es un resumen de todo lo que nos genera una gran dificultad, con la imagen de la barca que se encuentra en medio del mar, con el viento contrario y las olas amenazando sumergirla. Sentimos que no tenemos cómo salir de esa dificultad material, personal o espiritual. A veces nuestros problemas pueden parecer sencillos para los demás, pero para nosotros son muy grandes. A veces el mundo actual nos hace sentirnos así, por las guerras, pandemias o la economía.

Otras veces nos vemos en una crisis de salud o en la familia por una fuerte división entre los hermanos. O estamos en una crisis personal cuando cosas muy importantes para nosotros se vienen abajo, o vemos que los valores importantes para nosotros ya no son apreciados. En fin, cada uno de nosotros sabe cuál es su situación personal que se refleja en una barca a punto de hundirse.

Hoy Jesús llega a nuestra vida para decirnos que aunque todo parezca hundirse, él siempre está a nuestro lado y nos llena de la esperanza de que vamos a llegar a la orilla, de que no nos vamos a hundir. Este momento del evangelio nos enseña que aunque a veces parezca que Jesús está lejos, orando en la montaña, cuando todo se ponga complicado, debemos tener la seguridad de que va a estar cerca de nosotros.

Pero ¿Cuál es el Jesús que llega a nuestra vida? En el evangelio vemos diferentes modos de ver a Jesús y solo uno llena nuestro corazón. A veces Jesús puede ser como un fantasma, alguien que da miedo, o que no sabemos si es real. Es cuando vemos a Jesús solo como alguien de fantasía, que no hace aparecer el amor en el corazón. Ese Jesús no nos sirve para ayudarnos en lo real de la vida.

Está el segundo rostro de Jesús, cuando lo vemos como un mago, por eso Pedro le dice: "Si eres tú… hazme este truco de magia". A veces lo hacemos porque nuestro corazón tiene muchos miedos y piensa salir adelante con una especie de magia: "Si eres tú, que pase el examen sin haber estudiado. Si eres tú, que se solucione mi problema matrimonial que he causado con mi egoísmo." A veces le ponemos a prueba porque estamos en un dolor muy grande, y le decimos: "Si eres tú que se cure este cáncer, o que encuentre trabajo, o que mi hijo ya no se drogue." Sin embargo, salvo en casos especiales, Jesús no actúa así. Jesús no se ha hecho hombre para solucionar nuestros problemas, sino para que con su amor seamos más fuertes que nuestros problemas, y con nuestra fe pongamos sentido en nuestros problemas.

A San Pedro no le funciona la magia, porque se queda en la superficie sin poner a Jesús dentro de su corazón. Por eso Jesús le dice: "Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?" Todo cambia cuando Pedro toca su verdadera necesidad, que no es caminar sobre las aguas, sino encontrar a quien es más fuerte que sus males y a quien con su gracia y su amor nunca le deja solo. Así brota de su corazón una preciosa oración: "Señor, sálvame." Es la oración que nos hace encontrarnos con Jesús y nos permite reconocer que sin el amor de Dios en nuestra vida, todo se derrumba, pero que con el amor de Dios en nuestra vida, siempre encontraremos la mano que nos saca de las olas.

Entonces encontramos el verdadero rostro de Jesús, el sentido de su presencia en nuestra vida y nos damos cuenta de que en medio de todos los problemas, él está con nosotros en la barca y navega con nosotros en nuestros éxitos y miedos. Él no es un fantasma o un mago poderoso, sino el Hijo de Dios que ha venido a nuestras vidas para demostrarnos que ninguna tormenta es más fuerte que el amor de Dios. El amor de Dios está en la barca de la Iglesia aunque las olas sean muy grandes, está en nuestros corazones aunque nos cueste reconocerlo, el amor de Dios nos hace llegar al puerto seguro.

Aunque a veces nos sintamos en una cueva como Elías, o nos sintamos frustrados por los nuestros como Pablo, él está con nosotros para llevarnos a la orilla y darnos la paz. Siempre que le digas: ¡Señor, Sálvame! Él te dará su mano y te llevará a la orilla.

¿Cuál es el sentimiento que hay hoy en tu corazón? ¿Te sientes en una cueva, ninguneado, en medio de un mar a punto de ahogarte? Hoy Jesús se acerca a ti. Lo hace a través de la eucaristía. El sacramento que ni es una magia, ni un fantasma, sino el mismo hijo de Dios que te amó, te ama y te amará, desde la barca de tu corazón para llegar contigo a la orilla.


1 comentario:

Delia Mier dijo...

“El amor de Dios está en la barca de la Iglesia aunque las olas sean muy grandes,esta en nuestros corazones aunque nos cueste reconocerlo,el amor de Dios nos hace llegar a puerto seguro…” Gracias padre por esta homilia. 🙏🏻🙏🏻🙏🏻💯