domingo, 2 de enero de 2011

MIS ZAPATOS DE REYES

Un año más miramos con ilusión la noche de reyes. Estos personajes con nombres orientales y misteriosos han llenado nuestra infancia de ilusión, de esperanza, de magia. Ellos nos han dejado, año tras año, algo en nuestros zapatos. Y nunca, aunque nos portáramos mal, nos dejaron carbón. Y es que los reyes saben lo que significa para cada uno el que siempre encontremos algo en nuestras vidas. Nadie nos dice si los reyes magos eran bien portados o mal portados. Nadie nos dice cual era su situación moral. Nadie nos dice si ese año los reyes habían sido buenos o malos. Solo nos dicen que buscaban a Jesús. Me pregunto si esa será la más importante de las características como seres humanos. Buscar a una persona. No dejar de buscarla. Solo quien busca no se estanca en su rutina, en la mediocridad. Solo quien busca es capaz de brincarse a sí mismo y llegar al corazón de alguien.
 
Los magos nos enseñan a buscar la luz. La estrella es la señal de la luz que siguen los magos. La estrella es un reflejo de esa luz que todos necesitamos, la luz que ilumina a todo hombre, como dice san Juan. Pero la luz siempre será acechada por la tiniebla. La tiniebla de fuera con sus tentaciones hacia la desesperanza y el mal. La tiniebla de dentro con su color de egoísmo, de corazón duro y cerrado. Pero tenemos que buscar la luz. Esa búsqueda se puede sostener si lo que mueve nuestro corazón es una persona, no una idea. Cuantas veces lo maravilloso de nuestra vida lo transformamos en objetos fríos, sin vida. Nos enamoramos de una persona y en vez de buscarla a ella, la hacemos parte del mobiliario de nuestra vida. Como si pudiéramos poseer a las personas. Tenemos un hijo y en vez de descubrir su riqueza cada día, lo convertimos en parte de una molestia del trabajo. Tenemos un amigo y en vez de hacerlo compañero, lo transformamos en parte de nuestro horario. Cuántas tinieblas llenan nuestras noches de reyes. 

Pero los magos nos enseñan que de las tinieblas se puede sacar luz. Ellos buscaban al rey de los judíos que tenía que nacer y se encontraron con Herodes y sus sabios. Que decepción. Después de tanto camino irse a topar con quien todo lo centra en su poder o con quien solo sabe leer libros. Pero detrás de esa decepción encontraron el mensaje que necesitaban. En Belén está lo que buscas. Y se pusieron de nuevo en camino. Al fin y al cabo Belén esta siempre cerca de Jerusalén. Y vieron la estrella. Y esa noche en los zapatos de su existencia encontraron el mejor de los regalos. Encontraron a Jesús en brazos de su madre. Este puede ser mi regalo de reyes. Nunca dejar de buscar. Encontrarme siempre con las personas que quiero. Sacar luz de las tinieblas. Llenar mi corazón de la ilusión de que detrás de Jerusalén, siempre esta Belén. Saber que, detrás de Herodes y sus sabios, siempre volveré a encontrar a Jesús en los brazos de María. Ya puse mis zapatos. Estoy seguro de que este año tampoco se quedaran vacios

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