HOMILIA VI DOMINGO DE PASCUA CICLO C
Para los seres humanos las últimas
palabras que nos dice una persona antes de irse son muy importantes porque son
las palabras que guardan la esencia de lo que esa persona quiere ser para
nosotros cuando ya no esté cerca de nosotros. Este domingo de pascua es un
domingo de despedidas. Es un domingo en el que Jesús nos dice lo que está cerca
de su corazón justo antes de irse.
Lo primero que nos dice que si lo amamos
guardaremos sus palabras. Esto nos puede poner dos preguntas. La primera es ¿amamos
a Jesús? cuando un novio le pregunta a su novia o una esposa a su esposo, o un
niño a su mamá, ¿me quieres? ¿Qué es lo que queremos decir? Queremos decir que,
si somos importantes para esa persona, también queremos decir que él o ella está
dispuesta a compartir su vida con nosotros. Ahora podríamos escuchar: Si me
amas… ¿amamos a Jesús? o sea ¿él es importante para mí? ¿Nos preocupamos por él
y por lo que a él le importa? ¿Nos importa lo que le hace feliz? ¿Estamos
dispuestos a compartir nuestra vida con él a pesar de las dificultades? Jesús
dice que si lo amamos guardaremos su palabra. ¿Qué es eso de guardar la
palabra? Es no olvidar lo que A MI SE ME ha dicho y al mismo tiempo hacer lo
que se me ha dicho. Las palabras de Jesús las encontramos en el evangelio, son
sus enseñanzas, las cosas que nos dice que tenemos que hacer. Desde sus
orígenes, la Iglesia ha aprendido a escuchar, a dialogar y a discernir en medio
de tensiones. La lectura de los Hechos de los apostoles nos muestra una
comunidad que busca lo esencial para caminar juntos: guardar sus palabras, que
es también la condición del amor. Para eso tenemos que conocerlas, y
preguntarnos si hay una relación entre cómo las guardo y mi amor por Jesús. Si en
un noviazgo, o una familia, uno sabe que está haciendo algo que lastima y mucho
a la otra parte, ¿podemos decir que hay amor? Decía San Agustín: la bondad
de las acciones de los hombres sólo se percibe examinando si proceden de la
raíz de la caridad. En efecto, pueden realizarse muchas que poseen una
apariencia de bondad, pero no proceden de la raíz de la caridad; también las
zarzas tienen flores. Así, pues, de una vez se te da este breve precepto: Ama y
haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si
corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti
la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien.
Hoy Jesús nos dice también que para
que ese amor siga vivo, hay alguien que está cerca y nos lo va a recordar: es
el Espíritu Santo, que es el amor de Dios hecho persona. Él nos va a guiar para
hacer siempre el bien, para guardar la palabra de Jesús y de ese modo mantener
nuestro amor con Jesús. No estamos solos a la hora de amar. Hay un Amor con Mayúsculas
que empuja nuestro amor para que seamos lo que debemos ser. Es como el amor de
una madre y el amor de un hijo. ¿Han visto como aprenden a caminar los niños?
La mamá sienta al niño en el suelo, y se aleja un poco. Y desde esa distancia
le dice palabras de cariño; el niño hace que su amor encendido por el amor de
la mamá, le ponga de pie y se acerque a los brazos amoroso de la mamá. Así es
el Espíritu Santo, es el amor que nos llama para que amando caminemos.
La tercera palabra de Jesús es la
paz. ¿verdad que hay personas que estresan y otras que estar a su lado llena de
paz? Jesús es del segundo tipo. El ha venido a darnos la paz, es decir a darnos
la certeza de que todo está bien. Cuando un niño esta llorando en la noche
porque ha tenido una pesadilla, llega el papá, lo carga, lo acaricia y le dice,
todo esta bien, y eso llena de paz al niño. La paz es la certeza de que todo va
a estar bien. Que vamos a estar bien con Dios, porque él nos ama como un padre
y siempre es misericordioso. Que vamos a estar bien con los demás, porque a
pesar de las dificultades siempre podremos amarlos como Jesús nos ha amado. Que
vamos a estar bien con nosotros mismos, porque siempre podremos superar lo malo
que hay en nuestro corazón y caminar en el camino de lo bueno. Esto llena de la
paz que nace de saber que Jesús siempre está cerca, a veces para sostenernos,
otras para iluminarnos, otras para consolarnos, cuando tengamos dudas, cuando
nos sintamos débiles, cuando tengamos miedos, pues en medio de esos conflictos,
aparece una promesa: 'He aquí que hago nuevas todas las cosas', dice el Apocalipsis.
No es un escape del mundo, es la transformación del mundo desde dentro En la
vida no siempre nos saldrá todo bien, pero de todo podremos sacar un bien y eso
nos llenará de paz.
Hoy Jesús nos deja unas últimas
palabras antes de partir al cielo: amar guardando sus palabras, escuchar al
espíritu santo y tener siempre paz. Así estará siempre con nosotros de cuatro
modos: en estar en comunidad con los demás, en la Eucaristía, en el pobre, el
enfermo, el hambriento, el emigrante, el preso, o sea en la caridad como
ocasión de encontrarnos con él y en la oración personal para escuchar su voz.
Así descubriremos que Jesús siempre está cerca de nuestro corazón.
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