viernes, 17 de junio de 2011

DOS GIGANTES

Muchos de nosotros seguimos con interés el duelo cerrado entre los Mavericks de Dallas y el Heat de Miami en las finales del básquetbol en los Estados Unidos. Desde el punto de vista deportivo fue un espectáculo maravilloso. Desde el punto de vista humano puede ser interesante resaltar la personalidad de los líderes de los dos equipos, por un lado el americano Lebron James del Heat de Miami y por otro lado, el alemán Dirk Nowitzki de los Mavericks de Dallas. No me refiero a las cualidades físicas, que en ambos casos son notables, ni a las habilidades deportivas, en las que los dos destacan. Me refiero a las cualidades que hacen de uno, un gran campeón, y de otro, un gran derrotado. Lebron James fue presentado este año como el nuevo Michael Jordan,  incluso usaba en su dorsal el número del mítico jugador, cuando responde al teléfono dice: habla el Rey, su contrato era millonario y su único interés era ganar a cualquier precio. Sin embargo, el resultado fue adverso. El equipo de Dallas liderado por Dirk Nowitzki se impuso con mucho esfuerzo al ejército que Lebron comandaba. ¿Es todo solo calidad deportiva? A veces parece que sí, pero otras veces parece que hay algo más. Sobre la calidad deportiva se impone la calidad humana, pues antes que ser deportistas son seres humanos, como cualquiera de nosotros. Y cuando de seres humanos se trata, son más grandes los que son grandes por dentro.


Dirk Nowitzki sale desde la humildad, que no es otra cosa que el realismo. Es un hombre que sale desde el trabajo consigo mismo. Dirk es un hombre que sale desde la gratitud a su entrenador Holger Geschwindner, que nunca fue famoso, y quien desde que lo vio, le ofreció entrenarle individualmente dos o tres veces por semana, y además, animó a Nowitzki a tocar algún instrumento musical y a leer literatura para refinar su educación y cultura. Dirk le obedeció con exigente disciplina. Después de un año de trabajo, le dijo: "Debes decidir si quieres jugar contra los mejores del mundo o si prefieres quedarte como un héroe en Alemania. Si eliges lo último, pararemos de entrenar inmediatamente, porque nadie puede evitar que seas el mejor aquí. Pero si tu quieres jugar contra los mejores tendremos que entrenar todos los días". Dirk decidió por lo primero. En su camino hasta la cima ha tenido que aprender a superar la derrota y la desmotivación ante los fracasos, así como saber combinar su desarrollo deportivo con otras prioridades, como el estudio y sus deberes como ciudadano. En varias ocasiones rechazó contratos millonarios para poner por delante del baloncesto su formación personal. Nowtizki es un hombre de trabajo, de superación personal, de adaptación a lo que el equipo necesita de él en cada momento.


Ningún deportista tiene porqué ser un santo, pero muchos de ellos nos dejan el sabor de boca de lo que es ser un gran ser humano. Cada uno en su modo nos enseña que llegar a la cumbre de la vida no es fruto de la casualidad, ni tampoco el resultado de grandes cualidades. La cima la alcanzan quienes saben ser auténticos seres humanos, porque se hacen grandes no solo mientras están corriendo en una cancha. Se hacen grandes mientras están siguiendo no solo un anillo o una copa de metal. Se hacen grandes cuando están buscando ser grandes seres humanos. Para eso no necesitamos medir más de dos metros. Para eso necesitamos ser coherentes e íntegros con nuestros valores.


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