domingo, 13 de diciembre de 2009

RECIBAN ESTE RINCON

Diciembre se encuentra repleto de fiestas en todas las culturas. Los aztecas, los romanos, los incas tenían una fiesta semejante, la fiesta del sol poderoso. Cada cultura, según se acerca el solsticio de invierno, era consciente de que la luz se apagaba y volvía a nacer. Los judíos tienen en estos días la fiesta de Hanuca, que recuerda la luz que brilló durante ocho días en el templo de Jerusalén cuando los Macabeos expulsaron a los paganos y volvieron a restablecer el culto al Dios Verdadero. Por eso en estos día,s usan un candelabro de ocho brazos. En México, tenemos también hermosas tradiciones, y una de las más significativas es la de Las Posadas, que este año cumplen cuatrocientos veintidós años de celebrarse.
Las posadas no son una fiesta en sí misma, sino que son preparación para la fiesta de la Navidad. Cada día recuerda el camino que María y José recorrieron para preparar el nacimiento del Jesús, el salvador del mundo para todos los que somos cristianos. Las posadas no son simplemente fiestas y comilonas, sino que tienen unos valores que haríamos bien en conservar. El primer valor es la hospitalidad, un valor muy mexicano, que en este caso, se dirige ni más ni menos que a Dios que quiere nacer entre nosotros. El segundo valor es la solidaridad, por la cual se comparte lo mucho o poco que se tiene con los demás. El tercer valor es la alegría, que nace de saber que puedo hacer felices a los demás. 
No dejemos que las posadas se nos escapen sin haber vivido estos tres valores. No dejemos que una cultura llena de consumo, de materialismo, de afán por comprar, nos arrastre. Hagamos un alto. Miremos a quien toca a nuestra puerta y, porqué no, hagamos una posada de verdad en nuestra casa. Hay tantos peregrinos que necesitan de nosotros. Son peregrinos nuestros jóvenes que esperan un poco de escucha, son peregrinos nuestros ancianos que necesitan nuestra comprensión. Son peregrinos quienes no tienen empleo, o quienes sufren adicciones.
Si hacemos la posada verdadera, no la de la comilona, la del exceso, la de la borrachera, sino la posada del compartir, del cooperar, del comprender, podremos cantar con autenticidad los versos finales del canto de posadas:¡Entren santos peregrinos! ¡Reciban éste rincón! Que aunque es pobre la morada ¡se la doy de corazón! ¡Cantemos con alegría! ¡Todos al considerar! ¡Que Jesús, José y María! ¡Nos vinieron hoy a honrar! Y tendremos una verdadera Feliz Navidad.

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