Un año más se acerca
una de las fiestas más entrañables de México, la celebración de nuestra señora
de Guadalupe. Millones de personas confluirán en los próximos días al santuario
mariano más visitado del mundo. Sin embargo, este año las fiestas guadalupanas
tienen un toque especial, porque la sensación que se vive en México es de
inconformidad con lo que está pasando. Todos los eventos que han agitado la
sociedad en los últimos meses, han contribuido a generar un clima de enojo en los
corazones de muchos mexicanos. Por ello, este año las fiestas guadalupanas
pueden tener un sentido muy especial.
Mientras algunos proclaman el odio y el
encono, la presencia de la Virgen de Guadalupe en México siempre ha sido una invitación
a buscar la justicia y la dignidad desde la conciliación de las diferencias de los
seres humanos. Todos recordamos el complejo mundo en el que se hace presente la
Virgen de Guadalupe en 1531, un mundo de violencia, de opresión, de pérdida del
sentido de la vida. Y cómo su presencia invitó a indígenas y a españoles a
encontrar un camino común para forjar una única nación. Ciertamente todavía nos
falta mucho para lograr lo que la Virgen de Guadalupe vino a traer a México.
Este
año los obispos de México han propuesto que, según nos acercamos a la fiesta de
Guadalupe, todos nos preguntemos y hagamos oraciones sobre el modo en que
estamos construyendo nuestro país y que hagamos los propósitos necesarios para
cambiar todo lo que genera sufrimiento y dolor en los demás, poniendo lo mejor
de nosotros mismos para hacer posible la paz, recordando que la paz se funda en
la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
La devoción a la Virgen de Guadalupe
no puede ser una excusa para escaparnos de la realidad, tiene que ser un
compromiso para vivir los valores que ella trajo a nuestra tierra y que hoy, de
modo especial, desde el hueco de su manto, nos invita a atender a las víctimas de las múltiples violencias que se sufren en
nuestro país. Que no nos gane el miedo, como le dijo la Virgen de Guadalupe a
Juan Diego. Por el contrario, que nos gane el interés por hacer un México mejor,
en paz y justicia como lo hizo el mensaje de vida, que a un México de muerte,
vino a traer la Virgen de Guadalupe.
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