miércoles, 11 de junio de 2014

NOS VAMOS AL MUNDIAL



Nos encontramos a unas horas del inicio del mundial de fútbol, el evento deportivo que va a ocupar nuestros sentidos durante el mes que viene. Y, como siempre, podemos repetir el refrán que nuestras abuelas nos enseñaron, aunque supieran muy poco de fútbol: en la comida y el juego, la educación se ve luego. O sea, que estos 30 días de correr detrás de un balón nos van a enseñar mucho de lo que somos los seres humanos. Sabremos si somos honestos, o solamente apasionados. Sabremos si estimamos los valores del deporte o nos dejamos comer por el consumismo que rodea y empapa al deporte. Sabremos si nuestros colores solamente los llevamos cuando vamos a un estadio, o somos parte de la selección de mexicanos que ganan el partido contra la corrupción, la violencia, la injusticia y todos los demás nombres que forman la selección de los verdaderos contrincantes de México.

Ciertamente, un mundial es un juego, es decir, un momento en que nos olvidamos de otras cosas para centrarnos un rato en lo que hacen los futbolistas, que son los que ganan o pierden. Eso va a hacer que nos olvidemos de otras cosas. Sin embargo, a pesar de los simpáticos chistes que recorren la Internet, no debemos olvidarnos de la familia, a la que podemos incluir en la competición. Porque un mundial puede enseñar a nuestros jóvenes a perder y a ganar, a darse cuenta que no es tan importante la publicidad como la efectividad en las cosas de la vida, a que no todo son gritos y porras, que lo que cuenta es el trabajo laborioso e inteligente para lograr los objetivos. Todos podemos aprender que, en los cortos noventa minutos de un partido, están encerrados muchos años de preparación y que ahí se prepara el futuro de muchas personas.

Todo esto es la vida. Yo no se si el fútbol es vida, pero si sé que la vida tiene mucho para mirarse en lo que sucede en un partido de fútbol. Como en la vida, los partidos no siempre premian a los mejores, pero eso no quita valor al esfuerzo que se ha hecho. Como en la vida, el fútbol enseña lo que de verdad eres, no lo que dices que eres, o lo que haces que los demás crean que tú eres.

Ya se acerca el mundial y le deseamos un buen desempeño a la selección mexicana. Pero ojalá que, el 13 de julio, cuando todo haya acabado, nosotros, hayamos aprendido no a manejar mejor un balón, sino a ser campeones de la copa más importante, que es la que nos jugamos cada día cuando salimos a trabajar, que es la que cada día ganamos en el corazón de nuestras familias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Padre, lo he visto esta semana en un noticiero de TvAzteca. Me gustaría que se diera una vuelta por mi blog a ver qué le parece: http://falsoconfalso.wordpress.com/
Saludos.