martes, 2 de abril de 2013

LAS PATAS DEL CONEJO DE PASCUA


Terminan las grandes festividades propias de la semana santa y entramos en el periodo de la pascua. La palabra pascua nos viene del griego pascha, que a su vez deriva de la palabra judía pesaj, que significa paso, pues en estos días, los judíos recuerdan tanto el paso de Dios entre el pueblo sin dañarlo en la última de las plagas de Egipto, como el paso de los hebreos por el Mar Rojo huyendo del ejercito del faraón aproximadamente en el 1250 antes de Cristo. El cristianismo toma esta palabra también porque celebra esta fiesta en coincidencia con la fiesta judía en la que Jesús tras morir en un viernes previo a la pascua, resucitó el día siguiente a la misma. Como sabemos, la fecha de pascua varía cada año, ya que se celebra entre el 22 de marzo y el 25 de abril, coincidiendo con el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. La pascua es el periodo especial más largo que viven los cristianos, como señal de que es el tiempo más importante del año. Todo este periodo tiene como finalidad el recordar que Jesús de Nazaret no se quedó encerrado en el sepulcro, sino que venció a la muerte y vive para siempre. La pascua dura siete semanas, número simbólico que significa la plenitud de la eternidad que esperamos obtener con la resurrección de Cristo. El ultimo día, el que hace el numero cincuenta, celebramos Pentecostés recordando que los discípulos recibieron la plenitud del Espíritu Santo y empezaron a predicar el Evangelio. 

En la pascua hay dos grandes palabras que resuenan, luz y vida. Por eso en la pascua el color blanco es el color por excelencia, como señal de la victoria sobre las tinieblas y por eso en todas las iglesias vemos una vela más grande a la que se llama Cirio Pascual. Esta vela, o cirio, está muy adornada pues simboliza a Cristo, que vence con su luz todo lo que es oscuridad entre los seres humanos. Muchas familias tienen la costumbre de tener en casa un cirio pascual, que se enciende cada domingo de pascua para hacer oración en familia, del mismo modo que durante el adviento se lleva a cabo la tradición de la corona de adviento. Por otro lado, en la pascua se vive muy especialmente el simbolismo del agua como fuente de vida, pues en pascua son bautizados la mayoría de los adultos que quieren profesar la fe cristiana. Otra simpática costumbre de la pascua es la de regalar huevos decorados, a veces hechos de chocolate. Detrás de esta tradición, que también se une a la del conejo de pascua, está el que así como Jesús estuvo tres días en el sepulcro, la vida está escondida en el huevo y, cuando Jesús resucita, como al abrir el huevo de chocolate, todos compartimos una gran alegría. La historia del conejo tiene otra explicación. Siendo el conejo en todas las culturas un símbolo de fecundidad, se asocia con el multiplicarse de la vida de Jesús resucitado en todos los cristianos. Aunque la verdad es que esto es una cristianización del orejudo animalito, pues originalmente el conejo representaba a la diosa Easter, que era a la que estaba dedicado el mes equivalente a abril en el que casi siempre se celebra la pascua. Aprovechemos estos días de luz y de vida para saber que, por muy grandes que sean las dificultades, siempre puede brillar en nosotros la esperanza de superarlas y que la vida que tenemos es un regalo que hemos de cuidar evitando que lo que la hace oscura se adueñe de nosotros. el conejo recuerda que así como las patas de atrás son fuertes y eso le permite ir hacia arriba, las patas de adelante son cortas lo que le dificulta bajar. Si imitamos al conejo de Pascua, iremos siempre hacia lo mejor de nosotros y evitaremos dejar de superarnos, lo que es también el gran mensaje de la Pascua.

1 comentario:

rudy sanchez dijo...

Padre cipriano, siempre sus comentarios, son siempre llenos de sabiduria,lo felicito, que Dios lo bendiga Padre,