jueves, 20 de septiembre de 2012

DE RELIGIONES Y RESPETOS


La última semana los titulares de noticieros se han llenado con los disturbios que una película ofensiva contra Mahoma ha generado en todo el mundo árabe. Asaltos de embajadas, banderas quemadas, muertos y un tremendo malestar contra todo lo que sea occidental. Quizá la pregunta no sea tanto si la reacción es desproporcionada, sino cuales son los límites de la ofensa a una religión. La ofensa de cualquier modo contra Dios o contra un elemento sagrado de una religión se llama blasfemia y es algo que a lo largo de la historia se ha castigado severamente. Hoy nuestra mentalidad no busca tanto el castigo cuanto el respeto. Y lo que a veces se demanda con particular énfasis es que aprendamos a respetarnos unos a otros. Cada religión tiene sus símbolos que se consideran sagrados porque son como los puntales que la sostienen. En el caso del islam es muy importante la figura de Mahoma, en el caso del judaísmo es muy importante la ciudad de Jerusalén, en el caso del cristianismo, con diversos matices, son esenciales las figuras de Jesucristo y en diverso modo, de la virgen María. Por eso en nuestra sociedad es tan complejo el equilibrio respecto a la libertad que todos tenemos para expresar nuestras opiniones, como el respecto que se debe a las creencias religiosas de los demás.
A los cristianos no nos gusta que se hagan ofensas a la persona de Jesucristo, de la Virgen María, de los símbolos religiosos, por eso mismo tenemos que respetar los elementos sagrados de cualquier otra religión. Un respeto que en una sociedad también tiene que abarcar a los ámbitos laicos. El respeto de la religión por el laicismo, tiene que ir de la  mano por el respeto de lo laico hacia lo religioso. Es obvio que todo respeto hacia la forma de pensar del otro tiene un límite, que es la dignidad de la persona y su libertad.No hay libertad sin tolerancia ni reconciliación. La libertad humana es siempre una libertad condividida con la tolerancia hacia el otro y, por lo tanto, pide solidaridad y unas reglas para vivir juntos.
Cuando una religión es respetada y cuando la religión respeta,  se promueve la coexistencia y una vida armoniosa por su compromiso común al servicio de las causas nobles. Como dijo recientemente el Papa Benedicto XVI en su viaje al Líbano, la libertad religiosa es un derecho fundamental, que implica el predicar y vivir libremente su propia religión sin poner en peligro la vida y la libertad debe ser posible para todos.La búsqueda de la verdad no debe imponerse por la violencia, sino por la verdad y el dialogo. En el momento en que esto se olvida se falsifica todo, se falsifica la religión y se falsifica el laicismo: porque los fundamentalismos se pueden vestir de cualquier ropaje. La esencia de toda religión es reconciliar y crear la paz de Dios en el mundo. Toda iglesia y toda religión tienen que purificarse de la tentación de imposición. No hay religión verdadera si no es desde la certeza de que todo hombre es imagen de Dios y que es digno de respeto. Por ello, el mensaje central de toda religión es contra la violencia y a favor de la educación, la iluminación de la conciencia con la verdad, el diálogo, la reconciliación y la paz. 

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