jueves, 24 de noviembre de 2011

EL VACIO Y LA NADA

En una nota que me llegó desde la página de ABC de España, se afirmaba que los científicos estaban creando la luz de la nada. Enseguida mi mente se transportó al libro del Génesis cuando Dios creó la luz con su palabra. Poco a poco me fue quedando claro que se trataba de otra cosa distinta a esto, pues se refería a un experimento en que científicos de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Gothenburg (Suecia), aseguraban haber conseguido crear luz de la nada al haber sido capaces de capturar algunos de los fotones que aparecen y desaparecen constantemente en el vacío. Y es que el vacío, por raro que parezca, no está vacío. De hecho, está rebosante de partículas que aparecen por un breve momento y luego desaparecen de nuevo. El responsable del estudio, Christopher Wilson, y sus colegas consiguieron que algunos fotones salieran de su estado virtual y se convirtieran en fotones reales, es decir, en luz auténtica. El fenómeno, conocido como efecto Casimir, no había sido observado hasta ahora. Los científicos creen que, con mucha más energía, podrían recuperar incluso electrones o protones. O sea que de la nada, nada y que el vacío no está vacío. Que todo es cuestión de tener la técnica y energía suficiente para sacar las partículas que la situación de vacío no deja que sean percibidas por los instrumentos normales.
Esto me hizo pensar en la vida de los seres humanos, de todos nosotros, que con tanta facilidad nos sentimos vacíos y sin nada en la vida,  que pensamos que nada podemos sacar de los vacios que nos rodean, de esos vacíos que a veces se nos generan en las relaciones familiares, o que se producen en nuestra vida social. O de los vacios que a veces pensamos que hay en nuestro corazón. Se me hizo que, como en la nota de los físicos suecos, para sacar luz de la nada hace falta una buena técnica que podemos aprender con un poco más de formación para solucionar los problemas en la vida. También hace falta mucha energía que podemos obtener en base a poner nuestra fuerza de voluntad al servicio de lo que queremos encontrar. Pero que sobre todo hace falta tener la fe interior de que en el vacío también hay algo, hace falta la esperanza de que a pesar de múltiples fracasos podemos alcanzar metas, hace falta la energía del amor para seguir buscando el modo de encontrar lo que a primera vista parece no existir.
Este interesante experimento, para muchos de nosotros podrá ser solamente una curiosidad sin mayor interés, pero al mismo tiempo es una lección de que en la vida lo que parece vacío, no lo está, que lo que parece ser nada, no lo es. Que en todas las circunstancias podemos sacar la luz escondida que no percibimos a primera vista. Muchas veces nos desanimamos porque solo hay vacio en las personas con las que tenemos que convivir, o peor aún en las personas que nos son encomendadas en la vida. Muchas veces nos hacemos indiferentes, porque la respuesta que nos dan quienes han sido objeto de nuestra preocupación o trabajo  es un vacío. Muchas veces miramos el entorno que nos rodea y parece que es un total vacío. Este es el momento de aplicar a nuestro corazón el efecto Casimir, es de decir de ponerle más energía, de ponerle mejores técnicas, de reanimar las certezas interiores, de saber que en efecto hasta de la nada se puede sacar luz.

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