lunes, 22 de agosto de 2011

LISTOS PARA LA ESCUELA

Comienzan las clases en México un año más. Los niños y jóvenes empiezan a llenar de nuevo las aulas para desarrollar un nuevo curso. En nuestro mundo, la escuela es un elemento fundamental de superación personal, pues en ella no sólo aprendemos informaciones necesarias referentes a los distintos campos de las ciencias, sino también hábitos para la vida, que son mucho más relevantes y mucho más trascendentes. La escuela enseña la importancia del orden, de la disciplina, de la convivencia con los demás. En la escuela es donde se aprende la necesidad de la responsabilidad, o el modo de seguir las indicaciones, tanto prácticas, como de una autoridad. Con estos y otros muchos elementos, la escuela se convierte no solo un lugar de capacitación, sino, de modo muy especial, un lugar de formación. De esto hemos de ser muy conscientes.

Pero además de lo anterior, es importante recordar ante este inicio de curso que la escuela es no solo un lugar, sino que, sobre todo, es una comunidad que está formada por los maestros, los niños y los padres de familia. La escuela no puede ser compromiso nada más de los maestros, sino también requiere la participación de los padres de familia. Hay que superar la visión, según la cual, la escuela es solo responsabilidad de los maestros. Ciertamente, en lo que se refiere a los conocimientos, serán los maestros quienes tengan que poner una mayor parte, pero en cuanto a los hábitos formativos de los niños y de los jóvenes, el trabajo entre los padres y los profesores ha de ser coordinado. Por ello, toda escuela, junto a los programas informativos, tendría que tener también programas formativos, en los que toda la comunidad participa para sacar lo mejor de cada uno de los niños que asisten al centro escolar. Una participación que supone una mejor capacitación de los padres para llevar a cabo su labor. Una participación que supone un desempeño más responsable de los maestros a la hora de impartir su enseñanza. Y, finalmente, una participación que supone involucrar a los niños en su mejora personal, de modo conveniente a su edad y capacidades. De este modo los niños estarán listos para la escuela.

A la pregunta de si los niños ya están listos para la escuela habría que añadir otra un poco más seria, ¿están los maestros listos para la escuela?, ¿están los papás listos para la escuela? Poco importa si las aulas están listas. Poco cuenta si los libros están ya forrados, poco sirve que los uniformes estén preparados. Todo eso son elementos materiales que deben estar al servicio de algo mucho más trascendente. Porque lo más importante de la escuela son las personas, las personas de los niños, las personas de los maestros, las personas de los papás. Si algo de esto falta, todavía es tiempo de que la comunidad escolar se comprometa a cumplir mejor su misión con cursos de capacitación, con seminarios de formación, con actividades de mejora personal y académica. Y entonces sí podemos hacer la pregunta ¿Ya están listos para la escuela?

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