martes, 7 de junio de 2011

MALAS CALIFICACIONES


¿Qué hacemos cuando salimos penúltimos en la calificación sobre algo?, ¿nos preocupamos para ver si podemos mejorar no? Evaluarnos es una necesidad, aunque a veces no nos guste lo que vemos cuando nos evaluamos. Bueno pues algo así acaba de pasar en México cuando la OCDE nos acaba de calificar en el penúltimo lugar de los países que son miembros de la misma. En la clasificación México quedó en el puesto 33, el problema es que la lista era de 34. La OCDE es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. El tema sobre el que se preguntaba era la calidad de la vida. La calidad de la vida es un concepto muy peculiar que normalmente implica dos cosas: el ambiente en el que se vive y la actitud ante las circunstancias en que se vive. Ambas cosas son importantes para el ser humano. El ambiente implica el trabajo, las entradas económicas, la expectativa de vida, la educación, la salud. La actitud es el modo con el que se enfrentan todas esas situaciones.
La mala calificación nos viene por las malas condiciones en materia de empleo, educación, salud e ingresos. Según el estudio, en México ganamos menos y trabajamos más que los otros países del grupo. El ingreso promedio de los mexicanos esta al cincuenta por ciento de la media de los otros países. Además nuestra preparación académica es mucho más baja pues solo cuatro de diez mexicanos terminan la preparatoria, mientras en el grupo lo hacen ocho de diez en promedio. Para seguir preocupándonos, resulta que en México tenemos menos esperanza de vida y peor calidad ambiental que en los otros países. Entonces ¿todo es malo? Afortunadamente no. México supera a otros países en sentido de comunidad, en compromiso cívico y en sentirse feliz a pesar de todo. Y es que a lo mejor los mexicanos nos consideramos satisfechos no por cómo vivimos sino por con quien vivimos. Esto da la impresión de que nos acaban importando más las personas que las cosas. Esto en sí mismo es algo positivo, pues en la vida no todo es lo material. 
Sería un conformismo mediocre el que dijéramos que estamos bien como país por el hecho de que nos llevamos bien. Aunque la encuesta de la OCDE nos hace ver que sí estamos bien en nuestras relaciones, parece que nos importan menos las condiciones en las que vivimos, y por ello tendríamos que ser conscientes de que nuestras cualidades como país podrían verse reforzadas con una mejor cultura, un mejor ambiente, un mejor esfuerzo laboral. Nos quejamos de que la educación está mal, de que nuestras ciudades no están todo lo limpias que deberían estar, de que nuestra cultura laboral se rige por ese horrible refrán: hago como que trabajo y ellos hacen como que me pagan. ¿No podríamos cambiar esto? ¿No podríamos esforzarnos para que nuestros hijos sintieran una mayor exigencia en casa si es que la escuela no nos apoya mucho?, ¿no les podríamos fomentar la lectura?  ¿No podríamos cuidar de que nuestra casa, nuestra banqueta estuvieran más limpias?, ¿no podríamos contaminar menos separando la basura? ¿No podríamos exigirnos un mejor desempeño laboral superando la mentalidad del ahí se va? Al final importa muy poco como nos califique la OCDE (que a veces ni siquiera sabemos qué es) lo que importa es si nos esforzamos por pasar el examen de la vida con mención de honor y no de vil panzazo. Las siguientes generaciones se lo merecen ¿nos comprometeremos a dárselo? Empecemos por nuestro hogar.

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