lunes, 9 de mayo de 2011

MAMA, ¿ROSAS Y CHOCOLATES?



El día de la madre se acerca lleno de rosas, chocolates y comidas. Será un día en el que llenaremos de elogios a las madres, por su desinteresada y abnegada labor hacia nosotros sus hijos. Y eso está bien, porque está bien manifestar gratitud. Sin embargo, no basta con decirles a las madres que las queremos o regalarles algo de mayor o menor valor. Hoy día la maternidad se debate entre la generosidad y el egoísmo. De ser vista como un servicio, hoy se la considera como un escalón de realización individualista. La maternidad no ha salido inmune a la revolución sexual y social de mediados del siglo pasado. Los cambios, no siempre negativos, no siempre positivos, que dieron a la mujer, por lo menos en el primer mundo, el dominio de su capacidad reproductiva, y las transformaciones, que equipararon a la mujer frente al varón, no han quedado sin efectos en la mentalidad con la que la mujer considera hoy día la maternidad. Aunque la fiesta es la misma, y el marco es el mismo, la visión de la mujer sobre su maternidad es muy diversa. La maternidad ya no es el principal objetivo de la realización de la mujer. La maternidad a veces se considera como una parte más del curriculum de la realización personal. Esto es un cambio de visión serio, no que sea bueno o malo, respecto a lo que se había considerado como algo fundamental en un tiempo no tan lejano como sería a mediados del pasado siglo. Y es que ciertas perspectivas valoraban la maternidad de tal modo que quitaban a la mujer su sentido respecto a ella misma, para ponerlo en otra persona, en el hijo, algo sumamente noble, pero que colocaba a la mujer en segundo lugar.

Sin embargo, la mujer no fue creada por Dios para ser segundo lugar respecto a nadie. Fue creada en igual dignidad al varón y se le dio la maternidad como una bendición, no como una sujeción  Si la maternidad de hace unos años estaba sujeta a la tentación de la sumisión, la maternidad moderna está sometida a la tentación del individualismo, que considera a los demás como cosas que se utilizan para ser feliz. Con todo, la maternidad moderna tiene la maravillosa oportunidad de potenciar a la mujer en todas sus dimensiones, al mismo tiempo que saca adelante a sus hijos en la vida, si consigue descubrir, que la mayor fuente de realización está en unir realización y donación.

El día de la madre es una oportunidad para que los hijos seamos agradecidos de la mejor manera que lo podemos ser con nuestras madres: dándoles el lugar de persona humana, digna y capaz de grandes cosas por ella misma, y no sólo por lo grandes que podamos ser los hijos. El día de la madre es una oportunidad para que los hijos seamos agradecidos sacando de nosotros lo mejor que se nos sembró: los valores, las virtudes, la sabiduría de la vida. El día de la madre no se puede quedar en un agradecimiento lleno de cursilería. El día de la madre no puede ser una excusa para dejar a la mujer sometida ni a lo peor de quienes la rodeamos, ni al egoísmo que ella, como todo ser humano, anida en su interior. Yo quiero celebrar el día de la madre siendo agradecido. Quiero celebrar el día de la madre buscando que cada mujer-madre llegue a su plenitud de hija de Dios, de ser humano, la plenitud de quien da la vida porque ella a su vez la vive colmadamente.

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