Los periódicos nos llenan de noticias que se encabalgan unas con otras, y a veces la noticia se queda enganchada en la anécdota insustancial o morbosa, y no nos deja llegar hasta el fondo de lo que nos traía. Es como si un niño viniera a decirnos que se nos está quemando la casa y nosotros nos preocupáramos de si trae pantalones cortos o largos. El problema es que a esto nos han acostumbrado los medios de comunicación: a estar informados sin saber de qué estamos informados. ¿Por qué es importante que el Papa haya ido a España?. Todos nosotros tenemos algo en común con los europeos a los que el Papa ha ido a visitar en España: somos parte de la civilización occidental. Es decir, compartimos una escala de valores en la que damos valor absoluto a la persona humana, creemos en los derechos de cada persona, creemos que la libertad es importante en la vida, creemos que la justicia debe ser igual para todos. Todo esto es creer en la cultura occidental.

Es importante que el Papa haya ido a España para que volvamos a reflexionar que el ser humano es un peregrino, necesitado en su vida de dos pies, la verdad y la libertad, y que eso solo se lleva a cabo en plenitud, cuando el ser humano abre su corazón a la trascendencia, es decir, cuando el corazón humano abre su interior y lo armoniza con su relación con Dios.
Cuando esto no sucede, siempre falta algo. Aunque tardemos mucho en darnos cuenta de que nos falta, aunque pensemos que no nos hace falta. El Papa ha ido a España a decir estas cosas. El Papa ha venido, desde España, a cada uno de nuestros corazones y a cada uno de nuestros hogares para que no se nos olvide que, al tiempo que buscamos el sustento justo y el desarrollo digno, también tenemos que crecer en nuestro corazón, siendo conscientes de que el primer lugar de crecimiento del bien es desde la familia, y conscientes de que la primera infiltración del mal es también por la familia. Seguramente no vamos a leer todos los discursos del Papa en España, pero ojalá sepamos hacer jornada diaria su enseñanza: que el ser humano en su peregrinación no solo necesita tener un camino debajo de sus pies, también tiene que tener un destino en su corazón.
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