miércoles, 20 de marzo de 2013

LO QUE FRANCISCO QUISO DECIR



Con la audiencia con los representantes de las diversas religiones, cristianas y no cristianas que hoy tuvo el Papa Francisco en el Vaticano y la de este viernes con el cuerpo diplomático, se cierra, por así decirlo, la primera etapa de su pontificado, la etapa que comenzó hace unos días en el balcón de san Pedro, cuando lo vimos aparecer por primera vez con su mirada clavada sobre la multitud que esperaba al sucesor de San Pedro, tras el pontificado de Benedicto XVI. Era la etapa del conocimiento, de los primeros encuentros, de la sorpresa por los primeros gestos. Era la etapa de los primeros mensajes que han ido llegado de modo sencillo a los corazones de todo el mundo, creyentes y no creyentes, mostrándonos con esperanza el rostro de la iglesia. Nos habíamos acostumbrado a que de la iglesia solo podían venir malas noticias, o, por lo menos, eso era lo que nos mostraban los medios de comunicación y la renuncia del papa Benedicto XVI fue un valiente golpe a la ventana para que pudiera entrar como viento de primavera la frescura del Papa Francisco. 

A lo largo de estos días hemos oído palabras que suenan no solo en nuestros oídos, sino también en nuestros corazones, a los cardenales les habló de renovar la vida, volviendo a mirar a Cristo y romper así el pesimismo. A los periodistas les pidió que conocieran bien la iglesia para no hablar de ella con superficialidad. El domingo, resumió toda su enseñanza en la palabra misericordia. Ayer, nos invitó a todos a ser responsables, el usó la palabra “custodios”, de nosotros mismos, de los que nos rodean, sobre todo los más débiles, de la creación que se nos ha dado. Pero en todo esto, el Papa Francisco no es un charlatán. Es alguien que ha vivido todo lo que predica y que lo sigue viviendo. A lo mejor por eso es que sigue usando tres prendas de ropa que se trajo de Buenos Aires: su mitra que no ha cambiado por otra más lujosa, sus zapatos gastados de color negro y su cruz de hierro. Ahora que estamos en las vísperas de la Semana Santa, las palabras del Papa Francisco pueden ser para nosotros una buena forma de vivir estos días: con autenticidad, con optimismo, con ganas de servir a los demás, lo que será posible solo si, como Jesús en los días de pasión y resurrección, no nos olvidamos de lo que somos: hermanos y responsables de los que nos rodean. Les deseo una santa Semana Santa.

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