sábado, 2 de marzo de 2013

LA FAMILIA CONDUCE A LA FE




El primer lugar donde todos comenzamos a creer en Dios suele ser la familia, pero, además, es importante darnos cuenta de que la familia siembra en el corazón de sus miembros la presencia de Dios de otros muchos modos. La familia conduce a la fe cuando educa en los valores humanos, en los valores que nos hacen mejores personas, mejores hombres y mujeres, mejores ciudadanos: Cuando la familia enseña la justicia, la honradez, el valor del trabajo, el valor de la vida humana, el valor de la verdad, prepara el camino a la fe en Dios. Estos valores son el camino previo para poder hablar del evangelio, de la buena nueva que nos viene en Cristo, que nos anuncia la posibilidad de vencer en nosotros el mal y el pecado y que nos da la certeza de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. La familia enseña a los hijos que Dios existe, que de El todos proceden y a El todos estamos llamados a responder. Los padres enseñan a los hijos que Dios los ama y que esto les da una especial dignidad, por haber sido creados a su imagen y haberlos llamado a ser sus hijos. En la familia aprendemos que no provenimos del azar o la casualidad, sino de un proyecto de amor de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo, verdadero Hijo de Dios y hombre perfecto.
Así, con el testimonio de la vida y la cercanía de la palabra, la familia favorece que los hijos hagan suyo el don de la fe, descubran el sentido de la propia existencia y se sientan gozosos y agradecidos por ello, pues la fe no puede ser una mera herencia cultural, sino la respuesta libre de cada uno a la acción de la gracia de Dios que llama. La familia cristiana también transmite la fe cuando los padres enseñan a sus hijos a rezar y rezan con ellos (cf. Familiaris consortio, 60); cuando los acercan a los sacramentos y los introducen en la vida de la Iglesia; cuando se reúnen para leer la Biblia, iluminando la vida familiar a la luz de la fe y alabando a Dios. Además, la familia la familia conduce a la fe cuando se abre a la vida de la comunidad eclesial y al apostolado. Vida eclesial que se realiza de modo especial en la asamblea dominical, alrededor de la mesa de la palabra y del sacrificio eucarístico. Apostolado que es la expresión de la conciencia de la fe que se hace viva en el impulso a servir a los demás, y a realizar obras concretas con y para ellos, de tal modo que así cada familia colabora con la Iglesia, y con los hombres de buena voluntad, para promover el bien en la sociedad actual. Finalmente, los padres conducen a la fe cuando enseñan y testimonian a los hijos el sentido verdadero del sufrimiento y de la muerte. Lo podrán hacer si, atentos a los sufrimientos que encuentran a su alrededor,  ayudan a desarrollar actitudes de cercanía, asistencia y participación hacia los enfermos y ancianos dentro del ámbito familiar. De todos estos modos los padres cristianos realizan un servicio a la fe de los hijos, ayudándoles a cumplir vocación recibida de Dios: ser hombres y mujeres plenos.

No hay comentarios: