viernes, 8 de marzo de 2013

ELEGIR UN PAPA PARA MI VIDA



En estos tiempos de cónclave hay muchos comentarios que se fijan en aspectos diversos, que si el origen de los cardenales, que si los ritos que se llevan a cabo en el cónclave  que si el secreto, que si tal o cual candidato. Yo me pregunto si no haríamos mucho mejor en fijarnos en lo que para nosotros puede significar este periodo tan especial de sede vacante que está viviendo la iglesia. Las implicaciones de este significado pueden ser muchas, desde las más espirituales, que nos hablan de la necesidad de acompañar a los cardenales con la oración, hasta las que más nos pueden afectar a nosotros, como el preguntarnos, sobre el modo en que nosotros hacemos elecciones importantes en nuestra vida. Estaremos de acuerdo que la elección de un papa es algo de una gran trascendencia no solo para los católicos, sino también en cierta manera para todo el mundo, por el liderazgo moral que el Sucesor de San Pedro ejerce en el mundo. Pero también estaremos de acuerdo en que las elecciones que hacemos cada uno de nosotros son las más trascendentes para nuestro pequeño mundo. 

¿Qué lecciones sacamos del modo en que los cardenales eligen al Papa para nuestra vida? Ver el modo en que ellos lo hacen puede ser de mucho interés. Lo primero es que, cuando tienen que elegir, no tienen prisa. Se dan un tiempo tranquilo sin dejarse forzar por los medios de comunicación, ni por los diversos grupos de presión de tal modo que la elección sea hecha con toda la calma que su trascendencia requiere. En segundo lugar, nos damos cuenta de que dedican mucho tiempo al diálogo, dialogo entre ellos, con los conocidos y con los desconocidos. Porque cuando uno decide tiene que ser consciente de que no puede decidir en total soledad y la comunicación con los demás es fundamental para ver los diversos ángulos desde los que se debe considerar una elección importante. En tercer lugar, los cardenales se retiran a reflexionar en el cónclave para elegir al papa más adecuado, por lo que también descubrimos la necesidad de la reflexión y el silencio para elegir bien en la vida. Elegir solamente a base de lo que los demás opinan, puede llevarnos a decidir sin saber exactamente lo que uno quiere de verdad y seguir solamente la opinión de moda, sin embargo el silencio reflexivo es una gran arma para madurar en el corazón lo que es de verdad importante para nosotros. Finalmente, los cardenales, a la hora de elegir papa, buscan con responsabilidad alguien que salga al frente de los problemas actuales de la Iglesia, como nosotros tendríamos que saber decidir con la conciencia de las responsabilidades que tenemos, con nosotros mismos, con los demás, con la familia. Elegir sin responsabilidad es un riesgo de destruir lo que queremos y de equivocarnos casi con toda seguridad. Bueno y ¿por qué fijarnos en los cardenales? Porque precisamente la iglesia católica es la institución con más experiencia electiva a lo largo de la historia y ha tenido que aprender, de sus propios errores, que, a la hora de elegir quien se sienta en san Pedro, hacen falta no solo buenos deseos, sino también capacidad y método, para optar por el más adecuado, según los tiempos y los problemas que se enfrentan, como cabeza visible de la Iglesia.

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