sábado, 30 de marzo de 2013

(COMPARTIDO) VOLVER A CREER, VOLVER A VIVIR: ¡HA RESUCITADO!


VOLVER A CREER, VOLVER A VIVIR: ¡HA RESUCITADO!



Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras. Se acercaron a la aldea adónde iban, y El hizo como que iba más lejos. Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero El desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. (Lucas 24,1-34) 

La resurrección de Jesús no es sólo el final bonito de una película dramática. La Resurrección es la buena nueva del triunfo de Cristo sobre el mal y la muerte. La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, y representa, con la Cruz, una parte esencial del Misterio pascual. La resurrección es el acto supremo e insuperable del poder de Dios que nos señala a Jesús de Nazaret como nuestro Salvador y como nuestro Señor, lo que la constituye en el acontecimiento que se funda toda nuestra fe, el contenido central en el que creemos y el motivo principal por el que creemos. 

La resurrección de Cristo es un salto de calidad en la comprensión de su persona y en el significado de nuestra relación con él, pues no es un simple retorno a la vida terrena. Aunque su cuerpo resucitado es el mismo que fue crucificado, y lleva las huellas de su pasión, ahora participa ya de la vida divina, con las propiedades de un cuerpo glorioso. Antes de la resurrección, Jesús era solo un profeta poderoso en obras y palabras y, además, fracasado de modo estrepitoso. Antes de la resurrección, Jesús era solo alguien que, una vez más, había defraudado todas nuestras esperanzas de que podríamos romper las esclavitudes que nos postran por tierra una y otra vez. Pero, después de la resurrección, Jesús es alguien que devuelve el sentido de la vida, incluso en sus giros más difíciles, después de la resurrección, Jesús es alguien nos restituye la certeza en el plan de Dios, después de la resurrección Jesús es alguien que vuelve a hacer que arda nuestro corazón. Por eso la resurrección nos llena de la alegría que brota de un anuncio estupendo: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34). En toda la historia del mundo, esta es la "buena nueva" por excelencia, es el "Evangelio" anunciado y transmitido a lo largo de los siglos, de generación en generación. Esto es lo que nos hace exclamar los siguientes cincuenta días: ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! 

1 comentario:

Anónimo dijo...
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