lunes, 22 de octubre de 2012

COMPARTIENDO DE OASIS EN EL DESIERTO: UN ENCUENTRO CON LA VIDA






María Magdalena pasa de ser una mujer derrotada por la cruz, a ser una mujer apóstol de los apóstoles. La cruz para María Magdalena ha sido algo real, hasta el desconcierto más absoluto. Pero el participar de la resurrección le da algo absolutamente distinto: la certeza de que ni siquiera la muerte más ignominiosa es más fuerte que el poder de Dios. La certeza de que (aunque sea jugar con las palabras) hay certezas más fuertes que las propias certezas. Son las certezas que Dios da.
Jesús primero la llama mujer, luego la llama por su nombre María. María deja de ser una simple mujer, para empezar a ser la persona conocida, para empezar a ser de nuevo la seguidora de Jesús al que ella llama maestro. Como lo expresa Martin Descalzo: Jesús se deja conocer entonces. (…) Pone en labios del Resucitado algo tan simple como un nombre familiar dicho de un determinado modo. Y basta ese nombre para penetrar las tinieblas que rodean a la mujer. Desaparecen miedos y temores y se abre paso una fe esplendorosa. Ahora sí siente María que caen todas las barreras. Se arroja a los pies de Jesús como hiciera en el convite en casa de Simón y comienza a besar y abrazar sus pies descalzos.
La experiencia de la resurrección cambia a María Magdalena, la hace nueva por dentro, es decir, la hace volver a vivir, pero ya no para sí misma y en su propio mundo, sino apoyada de modo total en la certeza de la vida nueva de Cristo, al estilo de la vida nueva de Cristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida. Hoy contemplamos a Jesucristo tal como nos lo transmiten los Evangelios para conocer lo que Él hizo y para discernir lo que nosotros debemos hacer en las actuales circunstancias. (Aparecida, 139).


(El texto completo lo encuentras en http://meditacionesparati.blogspot.mx/2012/10/tercer-momento-la-mujer-que-encuentra.html)

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