miércoles, 11 de abril de 2012

¿PRESIDENTE O COHERENTE?

Los medios nos informan que el aspirante a la candidatura republicana para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Rick Santorum se dispone a anunciar que suspende su campaña. El exsenador por Pensilvania, católico y aspirante favorito entre los sectores más conservadores del Partido Republicano, alega razones familiares y promete trabajar para que su formación vuelva a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre. Es extraño que un ser humano decida dejar una de las carreras más importantes de este planeta: La carrera por ser presidente de los estados unidos. Esta decisión plantea la pregunta del porqué se llevó a cabo. Mucho más sorprende cuando salir de esta carrera se toma en familia y por un motivo familiar. Quién sabe si este candidato habría ganado la nominación de su partido, pues el principal contendiente le sacaba algo así como un sesenta por ciento de delegados de diferencia. También quien sabe si una vez conseguida la nominación republicana, Santorum habría ganado la presidencia a Obama.

Lo que me queda claro, es que decidió ganar algo más importante: ganar a su familia, abandonando lo que sería un apetecible bocado para un político que lleva trabajando en ese campo durante muchos años, un político que sabe tener detrás a muchas personas que lo apoyan moral y económicamente. Ante todo esto, decide poner por delante a la familia. Resulta que Rick Santorum tiene una hija Isabella, de tres años de edad, que nació con Trisomia 18, una grave condición genética que interfiere con el desarrollo, hasta el punto que la mitad de los pacientes con tal condición no sobreviven más allá de la primera semana de vida. La cadena ABC de televisión informó de que Santorum llamó este martes a Romney para informarle de que suspendía su campaña, pocas horas después de que su hijita fuera dada de alta en un hospital donde estuvo internada durante el fin de semana. La necesidad de estar al tanto de Isabella y no dejarla, como quizá muchos haríamos al único cuidado de su esposa, le lleva a decidir que esto pesa más que la presidencia de Estados Unidos.

Esta decisión cuestiona los valores del mundo en que vivimos, de este mundo pragmático, utilitarista, eficientista, de este mundo sobre todo individualista, que pone por encima de todo la propia felicidad, entendida como hacer lo que a mí me gusta, sin preocuparme de los demás. Ser coherente con la personal escala de valores es complejo, sobre todo cuando esto implica renuncia, o cuando esta coherencia supone decisiones que no siempre van a ser bien entendidas. La decisión de Santorum nos llama a preguntarnos si tenemos ideales en la vida y si la fuerza de estos ideales es capaz de hacerlos reales o solamente tenerlos como frases bonitas para poder responder algo cuando aparecen las preguntas verdaderas de la existencia. Santorum decía creer en los valores tradicionales de la familia, la fe y la libertad individual. Para Santorum, la enfermedad de su hija puso a prueba sus valores y su decisión mostró que en lo que él dice creer no son mentiras, sino certezas. No siempre nos vemos sometidos a pruebas de este estilo, pero son esas pruebas las que demuestran nuestra verdad interior, la estructura que nos sostiene, las que dicen si somos auténticos o nada más fanfarrones de algo que suena bonito. Hoy Santorum se retira de una gran carrera. No ganará la presidencia, pero ha conquistado la coherencia, algo que no se gana con votos, sino con decisiones hechas vida.
(con información de www.republica.com)

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