martes, 20 de marzo de 2012

ESPERANDO A BENEDICTO XVI

Cada vez que se produce un viaje a papal a México, nos encontramos con un frente abierto de opiniones sobre el sentido de su venida. Hay interpretaciones políticas, hay interpretaciones económicas, hay juegos de poder, pero todo eso queda de lado cuando vemos lo que la gente piensa.  Resulta que en una reciente encuesta respecto a lo que se pensaba de Benedicto XVI el 81 por ciento de los encuestados calificaba como bueno/muy bueno el trabajo de Benedicto como pontífice la iglesia católica. Eso habla de que la impresión que la gente tiene respecto a su persona es muy positiva. Una impresión que sin duda está basada fundamentalmente en lo que los medios de comunicación han transmitido, pero también en lo que la gente ha ido percibiendo de este papa. También los encuestados piensan que su trabajo al frente de la iglesia respecto a lo que hizo Juan Pablo II es igual de bueno o mejor, según la visión de un 61 por ciento. Aunque los números bajan cuando se trata de expresar el componente emocional, pues el 78 por ciento se decanta por Juan Pablo II en cuanto a cariño y un 59 por ciento dice que tiene la misma o más emoción por la llegada de Benedicto que por las venidas de Juan Pablo. El mismo Benedicto XVI no se ha querido comparar con Juan Pablo II por una sencilla razón: el no es Juan Pablo II. Lo que el pueblo mexicano sentía por Juan Pablo II se podrá medir respecto a Benedicto el día en que este levante el vuelo hacia Cuba. Pero, hoy por hoy, su imagen de Pastor de la Iglesia Católica es muy respetada y apreciada. 

Creo que esta visita nos puede dejar algo muy positivo a todos. A los católicos, el escuchar las guías fundamentales de su enseñanza para vivir en este momento presente. Serán varios los momentos en los que lo podremos hacer. Por ejemplo, será muy interesante escuchar sus discursos de llegada y de despedida, en los que hará una perspectiva y un balance de lo que, desde su visión es hoy la sociedad y la iglesia mexicana. Será muy importante su discurso a los obispos el domingo por la tarde, pues ahí se marcaran las pautas de trabajo de la iglesia católica de cara al porvenir. Pero sobre todo será particularmente significativo lo que nos diga en la misa, que no tendrá carácter político ni sociológico, sino que tendrá el objetivo de volver a centrar nuestra mirada en lo esencial para nuestra vida, que es el seguimiento de Cristo. ¿Y para los que no son católicos o son indiferentes? Para todos ellos creo que el Papa les dará una señal: México merece la pena y tanto la merece que el líder espiritual de la religión más numerosa de este planeta, viene a nuestra patria a encontrarse con nosotros. Bienvenido Benedicto XVI.


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