domingo, 11 de diciembre de 2011

Y EL VIDEO DEL DOMINGO ES: LAS CAPAS DE SHREK

Todo alrededor nos habla de fiesta, alegría, regalos. Pero nada de eso nos puede dar la felicidad, porque nada de eso puede llenar de sentido de la vida. La alegría verdadera solo brota de la cercanía de alguien trascendente para nuestra vida. Ese alguien puede ser un total desconocido, alguien que ni siquiera sabemos que está presente.  Alguien que es esencial y al mismo tiempo desconocido. Como dice el evangelio de hoy: está entre ustedes aunque no lo conocen. El tiempo de adviento viene a recordarnos que Jesús viene a nosotros y viene de modo escondido. Él es quien de verdad nos puede hacer cruzar los puentes de la existencia y llenarnos de felicidad. La felicidad que no está en lo exterior, sino en lo interior, la felicidad que brota no de las cosas que nos rodean, sino de lo que traemos por dentro. Eso que nunca se borra aunque el tiempo pase, porque lo tenemos grabado muy profundo en el corazón. La felicidad que brota de la fe en una persona, no la fe en una doctrina. O la fe en una doctrina como camino para descubrir la autenticidad en la persona en la que depositamos la fe. Cuando descubrimos a esa persona empezamos a entender de otro modo la vida, empezamos a captar que podemos cambiar situaciones que estaban estancadas. Es como la historia de la amistad de Burro y Shrek: no todo es claro al principio, las personas no son lo que aparentan en un primer momento. Como dice Shrek: estamos llenos de capas y una de esas capas nos permitirá ser lo que los demás necesitan de nosotros. Porque las capas pueden servir para escondernos, o pueden ser una posibilidad de descubrir el bien que podemos hacer por los demás. La segunda lectura de hoy nos dice que la fuente de la verdadera alegría está en la capacidad de descubrir siempre lo bueno en todo, aunque en un primer momento se perciba de otra manera. ¿Quién le iba a decir al Burro que el bamboleo de un puente era lo que le iba a hacer cruzarlo? La clave está en descubrir la riqueza que el otro me aporta. En el adviento, Jesús siempre está oculto, oculto en la fe, oculto en la pequeñez de un niño. ¿Lo podemos descubrir? Busca bien entre las capas de tu corazón.

1 comentario:

Marilupe Represas dijo...

Me encanta ver cómo a un personaje de fantasía lo puede relacionarlo con algo trascendente. Me encantó su artículo, como siempre tan "aterrizado" Nos hace pensar y nos mueve a actuar. Mil gracias ML R