domingo, 2 de octubre de 2011

Y EL VIDEO DEL DOMINGO ES: LO MALO DE LOS MALOS

Un fragmento de la película Megamind ilustra un interesante mensaje para este domingo. Hal era un pobre hombre al que Megamind transforma en héroe (Titán) para que haga el bien en la ciudad, pero Titán se deja corromper y entonces Megamind tiene que sacar el bien que hay en su interior para combatir al superhéroe convertido en supervillano. Me gustó porque el personaje de Hal-Titán es un poco el retrato de lo que somos y el personaje de Megamind es un retrato de lo que podemos ser, en cuanto estemos dispuestos a abandonar el egoísmo en nuestro corazón. Incluso cuando parece que todo lo tenemos perdido, (como en la escena en caída libre de Megamind) hay siempre un recurso más, un recurso que derrota en nosotros a Hal y, sin dejar de ser Megamind, rescata los frutos que tenemos en nuestro interior. Hoy el evangelio habla de alguien a quien se le ha dado todo y lo cambia para el mal. Somos tantos los que podemos caer en esto, hemos recibido todo de tanta gente que nos quiere y ni nos hemos dado cuenta, hemos sido cuidados y a cambio solo hemos dejado que el egoísmo se hiciera más grande en nuestro corazón, ha habido alguien ayudándonos a ser lo que somos y a cambio lo hemos matado. Este evangelio es uno de los más fuertes, porque fotografía como nunca al hombre egoísta, centrado en sí mismo, hasta el punto de no caer en la cuenta de lo que ha recibido. Este espejo negativo se confronta con el otro protagonista, el señor de la viña, que una y otra vez, intenta rescatar al corazón egoísta, entregando incluso a su hijo. La conclusión es muy fuerte. Se le quitará el viñedo al egoísta y se le entregará a quien sepa respetar la ley del dueño de la viña, que es la ley del amor y la ley del respeto. Como siempre todo está en los motivos que tenemos en nuestra vida, motivos que al final se reducen a dos: el egoísmo o el amor. Con el primero lo perdemos todo, con el segundo lo ganamos todo. Como diría Megamind: ¡Toma Jeroma!


1 comentario:

María Cristina González dijo...

Querido P. Cipriano: creo que vale la pena revisar las propias motivaciones... y si no está en ellas presente el amor a Dios, a las almas y sanamente a uno mismo... pues a rectificar, nunca es tarde para hacerlo, un abrazo y como siempre gracias mil...!!!