lunes, 4 de abril de 2011

PASOS CORTOS, VASOS LLENOS

Se acaba marzo, y con él se nos ha escapado un veinticinco por ciento del 2011. A lo mejor es un buen momento para preguntarnos como van nuestros propósitos, un buen momento para levantar la cabeza de lo cotidiano y reflexionar si hemos ido consiguiendo algo de lo que pensábamos que era importante lograr. Los propósitos no pueden ser solamente buenos deseos de inicio del año, son escalones que van escribiendo nuestra vida en la línea de lo que consideramos como mejor. Revisar los propósitos es estar dispuesto a darnos cuenta de que nuestra vida no puede ir a la deriva, esperando tiempos mejores, dejando que otros tomen decisiones por nosotros. ciertamente hay quienes deciden no tomar ninguna decisión, porque a lo mejor el entorno o la situación interior así lo aconsejan, pero siempre tenemos que ser responsables de nosotros mismos.
Cuando uno quiere mejorar, los pequeños pasos son muy importantes, las pequeñas metas son fundamentales, pues son como las puntadas que van tejiendo poco a poco un gran tapiz, dando forma a los sueños que teníamos, a los objetivos que buscábamos. El ser humano normalmente no cambia de modo radical, sino que con reflexión, con prudencia, con discernimiento, va consolidando sus decisioens hasta que osn suficientemente firmes para brotar a la superficie de lo cotidiano, de lo práctico. De aquí la trascendencia de las pequeñas metas, de las pequeñas decisiones, que son alejamientos o acercamientos a nuestras convicciones, a nuestros valores, a personas importantes para nosotros. como decía el poeta, golpe a golpe, verso a verso. Cuando ves que algo pequeño se ha logrado, tienes fuerza para dar el siguiente paso, cuando ves que se ha abierto una pequeña rendija, tienes esperanza para seguir insistiendo. En la familia, en la educación de los hijos, en las relaciones conyugales, en la presencia de los amigos, siempre o casi siempre es asi. La distancia hacia nuestros objetivos es la distancia de nuestro siguiente paso.

Si esto lo tenemos claro, también nos ayudará el poner nuestra vida en positivo. Hay quienes insisten en la eliminación de lo negativo, pero cada vez queda más claro que lo que hay que hacer es cultivar lo positivo, lo que hace crecer, lo que llena de satisfacción interior. Para sacar el aire de un vaso, no hay nada mejor que llenarlo de agua. Lo mismo sucede con la vida, cultivar lo positivo es la mejor forma de ir quitando lo que nos apartaba de lo que queríamos conseguir. Lo positivo nos educa mejor, nos da mas fuerza, nos permite trabajar llenos de optimismo. Todos podemos elegir ver siempre el vaso medio lleno. Cuando una relación de pareja o de amistad se centra en las riquezas que comparten, es mas fácil superar los abismos que los separan. Por desgracia, el espíritu humano tiende con facilidad a fijarse en lo malo, a lo mejor por aquello de que piensa mal y acertarás. El problema es que acertar de esta manera, separa a las personas. Y ¿de qué me sirve acertar si me hace quedarme solo? El camino del corazón es más interesante, porque busca al otro por lo bueno que puede ser, y no por lo malo que ha sido. Esto podría ser un buen espejo en el que mirarnos, ahora que tenemos todavía un setenta y cinco por ciento del año para ser mejores, para conseguir lo que nos habíamos propuesto cuando todavía nos quedaban 365 días del 2011.

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