viernes, 15 de abril de 2011

GOLPES EN SEMANA SANTA

Un año más vamos recorriendo los días de la semana santa.  La semana santa, dicen algunos, “se ha desdibujado, se ha secularizado”. Yo no estaría plenamente de acuerdo, aunque es cierto que, en muchas ocasiones, semana santa se toma como ocasión para unos días de descanso, de turismo, de ocio. Yo no veo mal que estos días, que transcurren entre el sábado de dolores y el domingo de pascua, se dediquen a un poco más de relax. El problema es cuando vaciamos el sentido espiritual que estos días tienen. ¿Pero lo tienen o se lo damos? ¿No será más bien que hemos dejado de dar a estos días el sentido espiritual? ¿No será más bien que aunque la comunidad cristiana, la iglesia, le sigue llamando a estos días “días santos”, nosotros hemos perdido la capacidad de llenar de relación con Dios esos días? ¿No será que hemos perdido la capacidad de llenar de relación con Dios nuestro tiempo? Quizá la semana santa se ha ido desvaneciendo, no en su identidad, que sigue siendo la misma, sino en su enganche en muchos de nosotros.

Los días santos son días en los que la comunidad cristiana celebra los eventos que sucedieron en los días finales de la vida terrena de Jesús, días que los vuelven a hacer presentes, por medio de la memoria, la oración, la liturgia y las tradiciones, que cada pueblo ha ido cristalizando. Dada la riqueza cultural que el cristianismo ha aportado a nuestra sociedad, seguimos llenando nuestras calles de manifestaciones cristianas, tenemos vacación en los días santos de los cristianos, quizá participamos, espectadores simples muchas veces, de las procesiones, de las representaciones de la pasión, de algunos de los actos litúrgicos tan cargados de gestos sugerentes, como el lavatorio de los pies, la belleza de los monumentos eucarísticos del jueves santo, la austera adoración de la cruz del viernes de pasión, la luminosidad de la vigilia pascual del sábado de gloria. 

Con todo, es complicado vivir con intensidad estos eventos, cuando, semana a semana a lo largo del año, se ha ido dejando de lado el dedicar un tiempo a la relación personal con Dios, o se ha descuidado el sentido de pertenencia a la comunidad cristiana, con lo que determinadas expresiones de la relación con Dios o de la fe (eso que llamamos ritos), se nos han hecho, si no extrañas, por lo menos alejadas. Entonces ¿es verdad que la semana santa se ha descristianizado o se ha paganizado? Creo que lo que realmente ha pasado es que nuestra experiencia cristiana ha perdido capacidad de reflejarse en nuestro modo de vivir (esto es descristianizarse) y, además ,nuestro modo de pensar, de entender la existencia, a veces el sentido de la vida, ya no hace referencia a una relación viva con Dios en Jesús de Nazaret (eso es paganizarse). Vivimos, diría San Pablo, como si nunca hubiéramos conocido a Cristo.


Sin embargo, estos días siguen siendo unos golpes a la puerta de nuestro corazón, para que nos sintamos invitados a detenernos y llenarlos de significado. Estos días nos dicen que, aunque nos cerremos en nuestro círculo de intereses, hubo Alguien, aunque ya no pensemos en él, aunque parezca que no pesa en nuestra vida, que vivió para nosotros, que sigue pensando en nosotros, y que seguimos siendo significativos para su vida. Alguien que, una noche de jueves, «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo». Ese Alguien hace santo con su amor el tiempo de estos días, que nosotros hemos vaciado a base de indiferencia. Alguien que cada semana santa nos pregunta si quisiéramos tomar la decisión de volver a afilar el corazón, de volver a llenar el tiempo, de volver a dejar que los ojos, la memoria, la vida, se nos inunden de un amor gratuito que no midió las consecuencias de darse por completo a nuestras vidas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

GRACIAS PADRE POR COMPARTIRNOS ESTA REFLEXIÒN, DE NOSOTROS LOS CATOLICOS PRACTICANTES DEPENDE CON NUESTRO EJEMPLO QUE NUESTROS SEMEJANTES VIVAN REALMENTE EL SENTIDO DE LA SEMANA SANTA.

Emilio pc dijo...

¿Qué más se puede agregar? Que tiene razón y que su reflexión es cierta y certera. Somos nosotros los cristianos, más espécificamente nosotros los católicos, los que hemos "descristianizado" la Semana Santa al dejar de tener al menos unas horas de relación profunda y meditación íntima con Dios, quizá hasta un poco de vergüenza por dedicar un tiempo a recordar y vivir los ritos de estas fechas ya que estamos de vacaciones en fiesta con amigos. Como bien dijo no están peleadas una cosa y la otra: aprovechar si así se desea, las fechas para ir de paseo y también hacer una visita a algún templo en la ciudad donde se esté paseando. Al menos reunirse a orar y meditar, dedicar unos minutos a media tarde cuando generalmente no se está haciendo "nada" en vacaciones. Que no perdamos el interés por recordar el sentido de estos días y de participar en alguno de los ritos sin importar si estamos lejos de nuestra comunidad.

Ignacio M. dijo...

Estimado Padre Cipriano,

Me da enorme gusto encontrarme con su blog, casi por casualidad, y especialmente en estos días de reflexión. Desde hace algunos años disfruto mucho cuando me lo encuentro en el programa de Sergio Sarmiento, platicando precisamente del significado a fondo de la Semana Santa o de Navidad.
Reciba un cordial saludo de mi parte, que por aquí estaremos leyéndolo.

Patricia AG dijo...

Padre, que bellísimas reflexiones. Como siempre, coincido con su punto de vista. Me encanta su blog, es alimento para el alma, es un aliciente cuando me siento desfallecer entre la desesperación y la desesperanza, entre el dolor y el miedo. Gracias por este blog, gracias por pensar en nosotros y difundir siempre la Buena Nueva del Amor de nuestro Señor Jesús!