domingo, 19 de septiembre de 2010

VIVA MEXICO: UN ESPEJO PARA HOY

¿Cómo es hoy el México independiente? México ha cambiado su rostro, como es lógico que cambie una sociedad, entretejida en los movimientos sociales e ideológicos de este inicio del siglo XXI. Esto conlleva ideas y actitudes diferentes, otras preocupaciones, otros anhelos. El mexicano de hoy resiente la sociedad de consumo y bienestar. En su vida influye una visión moderna, en que la racionalidad, la autodeterminación, la realización individual, se refuerzan por la educación y la mentalidad imperante. El concepto de sociedad se subordina al concepto de individuo. Esto no es necesariamente negativo, aunque oriente de modo diferente los valores y las decisiones.

Se percibe una gran separación entre las inquietudes de la gente y los titulares que brillan en los medios de comunicación. La gente quiere trabajo, familia, armonía, seguridad, salud. La gente quiere sacar la cabeza de una realidad que oprime demasiado. Por desgracia, muchas de las instituciones mexicanas no están interesadas en esto. Les interesa lucirse para dar el siguiente paso de provecho político. Con la mirada puesta los emisores de opinión, construyen su futuro sin preocuparse de lo que la gente necesita. Los titulares noticiosos ofrecen espectáculos políticos y económicos que no interesan a la mayoría. El papel del estado en la vida diaria se ve de modo pragmático, no como constructor de un bien común. Las instituciones sociales son cuestionadas y se les demanda transparencia, ante la decepción provocada en la experiencia histórica de la presente generación.

Un capítulo aparte quizá lo merezca la religiosidad. La bandera mexicana tiene el color blanco como símbolo de la garantía de practicar la religión católica, determinante en la constitución de la nación novohispana. Aunque hay un gran renacer espiritual, hoy las instituciones religiosas están cuestionadas. Y no sólo por los escándalos de mal comportamiento de algunos sacerdotes, sino, sobre todo, por la mentalidad individualista. Esta mentalidad hace difícil sentirse comunidad, rasgo básico de la religiosidad cristiana de México. Mientras, como en ningún país latinoamericano, hay en México una presencia casi habitual de sacerdotes en lo público, en la vida diaria su influjo se reduce, y las clases medias y altas los ven con un dejo de desprecio, acusándolos de baja preparación, cerrazón de mente, e intolerancia. La sociedad mexicana ha generado un difuso rechazo ante la Iglesia, en parte por los conflictos morales, sobre todo en temas de sexualidad, de la sociedad moderna, en parte por la pérdida de sentido religioso de un mundo con un pensamiento secularizado, que prescinde de la relación con Dios, a través de las instituciones. Añadamos a esto una deficiente formación religiosa, una escasa incidencia de los mensajes religiosos en la mente y vida de las personas, y el bombardeo distorsionador de los medios de comunicación y tendremos el cuadro completo.

El influjo del mundo globalizado, el afianzarse del individualismo, las demandas a las instituciones de cualquier tipo, la metamorfosis de la religiosidad, son pinceladas sustanciales que colorean el rostro del México actual sobre los rasgos del México pasado. Puede no gustarnos lo que vemos. Pero es lo que somos, y esto no es sólo motivo de inquietud: de la modernidad pueden venir retos, del individualismo puede nacer una sana responsabilidad, de la exigencia a las instituciones puede surgir un justo reclamo de mejora, del cuestionamiento religioso puede brotar una vivencia más correcta y profunda de la relación con Dios. Como los talentos del evangelio, los podemos hacer producir, o enterrarlos otros doscientos años.

1 comentario:

luciallamosas@gmail dijo...

Padre muy interesante su comentario y y tristemente muy acertado.
Por un lado somos títeres de las instituciones que solo buscan el poder.
La fuerza de los sindicatos, la corrupción, tanto de personas buenas que tienen que entrar a ese sistema, como personas que ofrecen dinero para obtener poder a costa de la salud y degradación del ser humano.
Por otro lado la acelerada globalización de la cual la mayoría de los mexicanos no estan preparados para este avance.
Las personas que están más apegadas a las cosas de este mundo son más hábiles para las cosas de este mundo (evangelio del domingo pasado) y tristemente desordenan valores, para obtener más y más perdiendo el objetivo de reflexionar para quien sirven. El ataque constante a todo lo que constituye nuestros valores, principios que desde pequeños nos inculcaron.
Pero lo que realmente para mi es más preocupante es como dice el refrán tanto tiene la culpa el que mata a la vaca como el que le detiene la pata.
A nuestro querido Mexico le falta educación, le falta que asuma sus responsabilidades, por eso no deja de ser un pueblo manipulable y para todo esto ¿qué hacemos?, mucho de nosotros vivimos en una total insensibilidad a esta realidad.
Pero ya después de tanto rollo solo pienso que la verdadera Independencia de México no existe
el miedo, la inseguridad, el tener por tener, te llena de estrés vives en un mundo muy chicho donde quedas atrapado por los medios de comunicación, los constantes ataque y las faltas de respeto a tu integridad y entonces de quien eres independiente.
Falta mucho por hacer, por exigir, dar ejemplo,
dar oportunidades y así poder cambiar este espejo, ya que tristemente siempre sobresalen los defectos, sin ver las grandes cualidades que México tiene, como dijo Juan Pablo II "El país de la esperanza"