viernes, 27 de agosto de 2010

HOY INVITO A... ALFONSO MENDIZ

MUCHAS VECES NOS HEMOS PREGUNTADO POR EL BIEN O EL MAL QUE HACE UNA PELICULA Y SI EN VERDAD VER CINE NOS PUEDE INFLUIR. ESTE ARTICULO DE ALFONSO MENDIZ ANALIZA CON PRECISION PORQUÉ NO ES INDIFERENTE LO QUE VEMOS EN LA PANTALLA. SIRVE PARA CUIDAR A LOS NIÑOS, PERO TAMBIEN PARA QUE LOS ADULTOS DEMOS UNA REVISADITA A COMO VEMOS LO QUE VEMOS. UN ABRAZO.
Cómo influye el cine en la transferencia de personalidad
Alfonso Méndiz
El cine tiene una enorme capacidad seductora: nos transporta a otro mundo, nos invita a soñar, nos hace ver la realidad de otro modo… Hasta nos hace vivir otras vidas sin salir del patio de butacas. Esta capacidad de “fascinarnos”, de evadirnos de nuestro mundo y transportarnos a otro es la situación que vemos plasmada —metafóricamente— en la película La rosa púrpura del Cairo (1985). Como Cecilia (Mia Farrow), la protagonista del filme de Woody Allen, el espectador siente también una llamada a “meterse” en la historia que ve en la pantalla. Si el argumento es bueno y cautivador, el espectador “se olvida” de que está viendo una ficción y asume esa historia como una experiencia que está “viviendo” en ese instante. Es decir, se siente impulsado a cruzar el espacio que le separa de la pantalla y adentrarse en otro contexto de valores. Con su imaginación, entra en el mundo de la ficción cinematográfica y experimenta en sí las emociones que viven los personajes: se alegra, se entristece o se enamora con el protagonista, y hace vida propia sus inquietudes y proyectos. Esa transferencia de personalidad (popularmente conocida como “identificación”) resulta especialmente fuerte cuando hay una previa sintonía con el actor protagonista. Si una espectadora, por ejemplo, adora a Tom Cruise, cuando le vea en una película tenderá a querer todo lo que él quiere y a detestar todo lo que él detesta. Y si un espectador siente atracción por Scarlett Johansson, tenderá también a identificar sus emociones con las de ella, buscando una sintonía en las actitudes, los temas y los comportamientos asumidos por su personaje en la película.
Emocionalmente, llega a comulgar con esos planteamientos, sobre todo si su formación es escasa o sus convicciones son superficiales. El impacto de esa identificación, también conocida como “experiencia vicaria”, puede tener una permanencia fugaz; o, por el contrario, puede fijarse con fuerza en el ánimo del espectador y permanecer largo tiempo, influyendo decisivamente en el juicio interior acerca de esas conductas y actitudes que ha “experimentado” de forma vicaria en la ficción. En todo caso, cuando esos impactos son fuertes y se suman a los de otras películas orientadas en la misma dirección, el resultado puede transformar radicalmente los planteamientos iniciales de una persona. Y así, se puede acabar por poner en cuestión valores muy arraigados durante años —como el compromiso matrimonial, por ejemplo—, anulando el ejemplo vivido en la familia o en la propia escuela y dando la vuelta, de repente, a toda la formación recibida durante años.

1 comentario:

Rosario dijo...

Gracias por hacernos tomar conciencia de cómo nos afecta lo que "inocentemente" vemos, pues ha que valorar la importancia que la que le damos y es mucho -en formación, valores, vivencias, experiencia- lo que está en juego.
De nada nos sirve poner contraseñas en nuestra computadora, alarma en nuestra casa, si dejamos "abierta" nuestra conciecia a las inclmenencias de las diversiones "sanas" que nos presentan el cine y la televisión.