sábado, 24 de julio de 2010

ALBERTO Y ANDRES, DOS AMIGOS EN PARIS

Andy Schleck y yo hemos estado hablando en carrera sobre el día de ayer y nuestra relación no va a cambiar. Somos buenos amigos. (Alberto Contador en Twitter)
"Le he dicho que ganara él". Contador reconoce que no ha querido disputar el triunfo en la etapa a Schleck. "Le he dicho que ganara él porque ha hecho el trabajo en el puerto. Es un paso importante y lo mejor es que las piernas responden perfectamente". (Óscar Sanz, El País)

Quiero escribir estas líneas antes de que Contador entre en París. Sé que se han escrito miles de opiniones, de modo especial se ha dicho que el “juego limpio” (fair play) no tiene nada que ver con la rotura de las máquinas que los deportistas usan en sus competiciones. Sin embargo no ha dejado de llamarme la atención el que Contador haya, en primer lugar, “confesado” que no se sintió bien al ganar a Schleck por habérsele estropeado la cadena de la bicicleta, en segundo lugar, que haya mandado detener el pelotón cuando Samuel Sanchez tuvo una caída, y, en tercer lugar, que en la subida al Tourmalet, haya renunciado a unos segundos de ventaja sobre su rival, teniéndose que jugar hoy el todo por el todo en la etapa contrarreloj.

Hoy todo vale con tal de sacar la ventaja sobre el otro y más cuando le podemos añadir a nuestra victoria un “yo no tengo la culpa de que a él le hay ido mal”. Por eso es muy bueno escuchar las palabras de Contador: “no quiero que se estropee mi amistad con Andy Schleck”.

La amistad o la gloria. Es un dilema ante el que a veces nos vemos colocados los seres humanos. En lo deportivo se nota mucho, pero no es lo único. Hay otros muchos momentos en los que aparece el dilema. En lo económico, cuando el compartir o no una información, me permitiría ganar o dejar de ganar unas cantidades por encima de mis socios, o de mis amigos, o familiares. En la familia, cuando un problema me coloca en ventaja para sacar al sol los trapos de mi hermano, o de mi mujer, o de mi cuñado. En la sociedad, cuando un fracaso deja a mi amigo fuera del círculo de influencia, que, sin embargo a mí, me permite seguir avanzando.

Cuántas veces el mirar atrás, al amigo caído, fracasado o enfermo, será una llamada para cargarlo a nuestras espaldas. Y podremos seguir pedaleando a nuestro ritmo o detener el pelotón. Decidir por el amigo, será una opción que no todos aplaudirán, que no todos entenderán, pero que me configura como una mejor persona. Esta amistad está en la conciencia y solo uno mismo la juzga. Por eso a veces quien tiene otras miras o quien busca otros intereses no entiende los motivos y los actos de la amistad.

Que quede claro: No siempre habrá una acción en intercambio. Y la razón es muy sencilla. La amistad es gratis, la das porque sí, te la exiges porque sí, te comprometes con ella porque sí. O no es amistad. Y eso implica riesgos, el riesgo de que no tengas tanta fama, o tanto dinero, o tantos placeres, o tanto poder. Lo único que no se puede arriesgar es el amigo. Así lo entendió Contador, como lo entienden cada día quienes se construyen como mejores personas. Cuando se está acabando el Tour de Francia no es tan importante quién se lleve el maillot amarillo. Lo importante de este Tour fue que dos amigos no dejaron que la gloria los separara.

1 comentario:

Ana Rosa P. dijo...

Este par de titanes nos han dejado con la boca abierta todo el tour de France, son verdaderamente admirables como atletas y como personas. ¡Gracias por hacérnolos notar!

Saludos padre.