domingo, 11 de abril de 2010

SOBRE LA SABANA SANTA (1) UN RETO A LA INTELIGENCIA

Como casi todos saben, la Sábana Santa es para los católicos el sudario con que envolvieron a Jesús el viernes de su muerte y el primer testigo de la resurrección del Señor en el domingo de Pascua. En este año de 2010 el Papa Benedicto XVI abrió unas semanas para la ostensión (muestra) de la sábana santa, que espera unos dos millones de turistas. En 1998, el Papa Juan Pablo II visitó Turín para acercarse a la Sábana Santa. En esa visita pronunció una homilía que merece la pena recordar. Quiero recorrer con Ustedes cada párrafo del discurso, como una visita virtual al corazón de este evento.

La Sábana santa es un reto a la inteligencia. Ante todo, exige de cada hombre, en particular del investigador, un esfuerzo para captar con humildad el mensaje profundo que transmite a su razón y a su vida. La fascinación misteriosa que ejerce la Sábana santa impulsa a formular preguntas sobre la relación entre ese lienzo sagrado y los hechos de la historia de Jesús. Dado que no se trata de una materia de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Encomienda a los científicos la tarea de continuar investigando para encontrar respuestas adecuadas a los interrogantes relacionados con este lienzo que, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue depuesto de la cruz. La Iglesia los exhorta a afrontar el estudio de la Sábana santa sin actitudes preconcebidas, que den por descontado resultados que no son tales; los invita a actuar con libertad interior y respeto solícito, tanto en lo que respecta a la metodología científica como a la sensibilidad de los creyentes.

En las palabras de Juan Pablo II hay una invitación a la inteligencia ante un evento que no es fácil de explicar. La Sábana Santa invita a preguntar los porqués de las cosas que se encuentran en la misma y que no son fáciles de responder sin caer en dogmatismos preconcebidos. Son los enigmas que esconde, como el origen de las manchas que forman la figura del hombre de la sábana pues son quemaduras, la presencia de polen de plantas de la Palestina del siglo I, la marca de una moneda de la época de Poncio Pilato, los aspectos anatómicos que muestra, un escrito en la misma sábana que habla de la muerte de Jesús en el año 30, el que la sábana sea un negativo fotográfico. Ciertamente nada de esto nos dice que Jesús sea el Hijo de Dios, pues la Sábana no es dogma de fe cristiana, pero no es fácil rechazar tantos testimonios. Quizá lo más interesante del discurso retador de Juan Pablo II es la llamada a que no vayamos por la vida con actitudes preconcebidas, dando por descontado los resultados, sino el aprender a usar nuestra inteligencia con libertad interior y respeto. A lo mejor esto también nos podría servir para muchas otras cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Padre. Quedé admirada de que el Papa pida a los científicos que la sigan investigando, ojalá que los "reporteros" y "pseudo-investigadores" se den por enterados. ¡Qué fácil optan por criticar y hablar mal de la Iglesia y sus pastores!

cipriano sanchez dijo...

gracias anonimo por tu comentario. conocer la verdad de lo que la iglesia dice es mejor que criticar sin saber. un abrazo