domingo, 14 de febrero de 2010

MANTENER LA SONRISA... SIN BOTOX

La vida es dura y golpea sin piedad. Alguien con quien que tengo una gran amistad está atravesando un problema familiar, de esos bien enredados, de corazones heridos, y de comportamientos tan llenos de dignidad, como de mala idea. Y lo que piensas de la gente te lo tienes que callar, o dar más rodeos que el laberinto de Minos para decirlo. Nos ponemos “botox” para seguir sonriendo, aunque, por dentro, sólo buscamos que nos dejen en paz Y te dan ganas de rebelarte contra todo. A propósito de esto, el otro día cayó en mis manos una frase: EL IDEALISMO ES LO QUE PRECEDE A LA EXPERIENCIA Y EL CINISMO ES LO QUE LA SIGUE. ¿Nos estamos haciendo cínicos? Teníamos confianza en lo que nos habían dicho que era bueno, eran buenos los papás, los maestros, los gobernantes, los que nos hablaban de Dios y en todos, en todos sin excepción, descubrimos defectos, injusticias, corrupción, mentiras en búsqueda del propio interés, pecados y errores. Eran buenos nuestros amigos y resulta que les interesába por nuestro dinero, nuestros contactos o nuestra novia.

¿Cínicos y sarcásticos de corazón?. El cinismo es desvergüenza en la mentira, o en la defensa y práctica de actos e ideas reprochables. Y sarcasmo es la burla cruel de alguien o de algo. Es difícil ser realista, descubrir detrás la realidad, un bien que se pueda rescatar. Ser realista es conectar el bien de nuestro corazón, con el bien que hay que desenterrar en los otros. El realismo nos hace prudentes, para tomar decisiones buenas en un entorno no tan bueno. El realismo nos permite ser fuertes para no resquebrajarnos por el dolor de la miseria propia y ajena. El realismo nos enseña a ser justos, a no sacar provecho indebido en la realidad que encontramos. El realismo nos enseña a ser dueños de nosotros mismos para caminar en el bien, en medio de mucha basura. Sobre todo, el realismo nos enseña a ser alegres, a comprender que es humano fracasar, y más humano volver a levantarse y seguir caminando.
Ser realista es seguir construyendo con fortaleza y esperanza, es continuar tejiendo redes que hagan más estable el ambiente, es ser testigos de la presencia de Dios y de su amor por los hombres, aunque no siempre podamos pronunciar su nombre. Es seguir ofreciendo una amistad más fuerte que las debilidades y las amarguras humanas. Ser realistas es descubrir la verdad del idealismo. Ser realistas es escaparse de la trampa del cinismo. Ser realistas es ensanchar el corazón, hacerlo fuerte, permitirle mirar con claridad, mantenerlo en el camino que vemos correcto, y luego… sonreír.

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